En 2008, la mortalidad en las carreteras españolas se redujo un 20,4% respecto a 2007, y se situó en 2.181 víctimas. En el 93% de estos accidentes no se produjo infracción de tráfico alguna. ¿Dónde está, pues, el problema? En gran medida, en una red vial en la que todavía quedan 749 puntos negros, y en lo obsoleto de parte del parque automovilístico español.
Según un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia, un 40% de las víctimas podría evitarse si se eliminaran de la circulación los 8,5 millones de vehículos que aún quedan con más de diez años y se sustituyeran por otros dotados con las últimas tecnologías.
El Parlamento Europeo ya declaró obligatorio el ABS en 2003 para todos los automóviles de nueva factura, y tiene en fase de estudio hacer
lo mismo con los sistemas de ayuda a la frenada de emergencia.
En esta línea, Europa impulsa proyectos como el ConnectedFrive y el Trackss, dos iniciativas que están encaminadas a aplicar tecnología puntera en la red vial.
Marta García Fernández