Todos conocemos la leyenda de Teseo, el laberinto y el minotauro de Creta. Y, aunque dábamos por hecho que la mítica criatura mitad toro, mitad humano, nunca existió, si resultaba posible que el laberinto hubiera sido real. Según la leyenda, se encontraba bajo el Palacio de Cnosos, y había sido construído en torno al año 1900 antes de Cristo.
Durante siglos, numerosos arqueólogos e investigadores han buscado los restos de dicho laberinto. De hecho, en 2009, se descubrió un complejo de cuevas en la isla que, según sus descubridores, podrían haber sido la inspiración para el mito. Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por Antonis Kotsonas, un arqueólogo de la Universidad de Cincinnati, asegura que el laberinto nunca existió.
Según el especialista, en las versiones más antiguas del mito no se menciona en ningún momento ningún laberinto. El investigador atribuye su invención a Calímaco, un poeta de Alejandría, que vivó entre el 310 y el 240 adC, y que conocía un laberinto real construído en Egipto por el rey Amenemhet III. Calímaco habría quedado fascinado por dicha construcción y la había incorporado al crear su propia versión de la leyenda de Teseo y el minotauro.
Fuente: Cosmos.
Vicente Fernández López
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