Las imágenes son dantescas y realmente difíciles de procesar. En pocas horas, un fuego que comenzó a las 7 y media de la tarde del domingo dejo reducida a cenizas 200 años de historia. Justo este pasado mes de junio, el Museo de Nacional de Rio de Janeiro celebraba su aniversario desde su apertura en 1818 y no ha podido celebrar peor cumpleaños. A pesar de que no se han registrado víctimas, la pérdida de los objetos y colecciones que allí se guardaban son incalculables.
La institución museística contaba con más de 20 millones de artículos de distintos períodos de la historia de Brasil y de resto del planeta. Su pérdida es una catástrofe, porque supone borrar de golpe y plumazo con cientos de investigaciones y estudios sobre el pasado de todo un país y sus orígenes. A muchos les ha sorprendido el número de piezas que acogía, pero es que solo el 1% de los objetos que decía tener en sus almacenes estaba expuesto.
Entre ellas, ejemplares únicos entre los que encontramos desde huesos de dinosaurios, momias egipcias miles y miles de utensilios de las civilizaciones amerindias durante la época precolombina. El museo era considerado el quinto mayor del mundo y no es para menos, porque además contaba en sus instalaciones con la mayor biblioteca científica de la ciudad, pero el fuego se lo llevó prácticamente todo. Ahora tratan de evaluar entre los escombros, qué se puede rescatar y que la llamas no han conseguido calcinar. Pero el estado del museo es realmente devastador y es poco probable que se recupere en buenas condiciones.
Recopilamos 5 objetos y colecciones de valor incalculable que ya han desaparecido para siempre.
El esqueleto de Luzia
En 1975, se encontró en la cueva de la Lapa Vermelha (en el estado de Minas Gerais), los restos de una mujer primitiva de hace 11.400 años. Se convirtió entonces en el esqueleto humano más antiguo de todo el continente, además de los restos más antiguos de una mujer americana. La forma de su cráneo y las características que presentaba hizo que la comunidad científica y arqueóloga se planteara teorías sobre el origen del hombre americano. El nombre que dieron a esta mujer fue Luzia, y se cree que podría tener entre 20 y 25 años.
[image id=»98296″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Meteorito de Bendegó
Con sus más de dos metros de largo y uno de ancho, este gigantesco meteorito de 5.260 kilos fue encontrado en 1784 en el estado de Bahía. Fue en su momento, el segundo más grande jamás encontrado sobre la Tierra. Este objeto, al ser metálico y soportar altas temperaturas, puede ser uno de los pocos que se consiga recuperar, pero tal y como ha quedado el edificio, puede ser difícil dar con él.
[image id=»98297″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]La principal colección arqueológica de América Latina
Contaba con más de 700 piezas y era la más amplia y antigua del continente. La mayoría de las piezas llegaron al Museo en 1826, traídas desde Marsella por el comerciante Nicolau Fiengo. Formaban parte de una colección de antigüedades egipcias del conocido explorador italiano Giovanni Battista, quien estuvo presente en la excavación de la Necrópolis de Tebas, la actual Luxor, y el Templo de Karnak. Aquí se habrán perdido innumerables momias, ya no solo de personas, sino de animales como gatos, peces y crías de cocodrilos.
[image id=»98298″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Uno de los mayores acervos del continente
Aquí se encontraba uno de los más importantes de toda América Latina, con un total de 56.000 ejemplares y 18.900 registros. Estaban divididos en paleobotánica, paleoinvertebrados y paleovertebrados. Contaba con fósiles de plantas y animales de Brasil y otros países.
[image id=»98301″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]La más amplia colección de arqueología clásica en América Latina
Estaba integrada por unas 750 piezas de las civilizaciones griega, romana y etrusca. Por su gran valor histórico y la cantidad que se conservaban, estaba considerada hasta ahora como la más grande de toda América Latina. La mayoría formaba parte de la colección grecorromana de la emperatriz Teresa Cristina y de la colección de la reina Carolina Murat, que fue hermana de Napoleón Bonaparte.
[image id=»98299″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Fuente: BBC
Fuente imágenes: Museo Nacional de Rio de Janeiro
Alberto Pascual García