Durante mucho tiempo se estudió a los varones como ejemplo de la especie, pero no se atendió a sus peculiaridades. Y a la hora de hacer pandilla también las tienen. El hecho de que manifiesten mayor intimidad y expresen sus sentimientos más abiertamente las ha convertido en el paradigma histórico de lo que deberían ser los amigos.
El estrés
Los colegas son una válvula de escape a las tensiones del mundo laboral. Por eso, cuanto menos esfuerzo requiera tratar con ellos, tanto mejor. Solo tienen que estar. Se ha comprobado que una forma de liberar el estrés es atender a otras personas queridas, buscar a las amigas, charlar y esforzarse por agradarlas. Currarse la relación.
Lenguaje
Tradicionalmente se consideraba que el derecho a hablar en público pertenecía a los hombres; por eso lo usaban para construir su imagen masculina ante los demás. El proverbial exceso de verborrea femenino puede deberse a que no se les admitía el derecho a hablar en público. Por eso, cualquier manifestación era demasiada.
Influencia
En varios estudios de Christakis y Fowler se demostró que los amigos del mismo sexo influyen más en rasgos como la obesidad, el fumar, la felicidad o la soledad. Esos mismos estudios demostraron que la influencia de las mujeres sobre sus amigas era mayor que la ejercida entre hombres
en el caso del alcoholismo y la depresión.
Redes sociales
En un estudio de la empresa RapLeaf se comprobó que los hombres usan las redes sociales de internet para hacer contactos de trabajo, con un carácter de gestión. Por su parte, las mujeres, que tienen una media de más amigos en red, suelen cuidar más el contacto e intentan construir relaciones por medio de Facebook, Twitter, etc.
Consultorios
Las publicaciones masculinas de estilo de vida tienen apenas 20 años en España. Los temas de consulta suelen ser de
índole sexual y, últimamente, estético.
Ellas tienen más tradición en estas secciones, y preguntan sobre todo por los sentimientos. Claro, también por la estética. To­do, según el profesor Eduardo de Gregorio.
La pregunta
Aunque estos roles están cambiando con la incorporación de la mujer al mundo laboral, el hombre ha usado la pregunta en la conversación para eso, para preguntar. Por su parte, la mujer la utilizaba para asegurarse de que la conversación fluía, como una forma de agradar y colaborar. Esa misma función la tienen los sí, sí, ya, ya, hm, hm…

HOMBRES

MUJERES

Pilar Gil Villar