El juguete, destinado al hombre, consta de un masturbador que, conectado a un ordenador, permite transmitir los movimientos (con frecuencia e intensidad perfectamente recreadas) a través de internet.
Estos los recibe un dildo, también conectado a un ordenador, y los repite. Cuando no es posible sentir la piel de un amante, sí se sienten sus movimientos.
Redacción QUO
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