La falta de sexo no excluye la producción de semen, que se libera en erecciones y poluciones nocturnas. El esperma no eyaculado lo reabsorbe el cuerpo. El ucraniano Grigori Nestor llegó a los 116 años gracias, según él, a la privación de sexo y a la ignorancia (se jactaba de no leer nada).
Nestor murió convencido de que la práctica sexual es letal. Casos similares son los de los centenarios Clara Meadmore, virgen vocacional británica, y el chino Chan Chi, que vivió 80 años sin sexo.