Los primeros en usar “pasta de plata” como material de obturación dental fueron los chinos en el siglo VII. A lo largo de la Edad Media, los alquimistas en China y en Europa comprobaron fascinados la facilidad con la que podían elaborarse las amalgamas mezclando mercurio a temperatura ambiente con polvo de plata, estaño o cobre.
La aleación era un material barato, que se colocaba rápidamente y duraba mucho más que otros elementos.
Todo esto propició que a principios del siglo XIX el uso de la aleación de mercurio y plata para atajar los efectos de la caries se popularizara en Francia y en Reino Unido.
A Estados Unidos dio el salto en 1830, y muy poco después comenzó la polémica sobre los efectos del mercurio en la salud que ha enfrentado a los odontólogos a lo largo de casi dos siglos. Las cosas siguen sin aclararse. “Hacen falta más estudios”, ha terciado la FDA.
Redacción QUO