En la Antigüedad los hubo de papiro, papel e incluso césped, pero el que conocemos (con aplicador) lo inventó en 1929 el doctor Earle Haas.
Lo llamó “dispositivo catamenial”. El nombre actual procede de Gertrude Tampax, el empresario que compró la patente y empezó a producirlo en masa.
Redacción QUO
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