Entró con fuerza y se situó en la parrilla televisiva sin quejas ni problemas. Sons of Anarchy (Hijos de la Anarquía) ya es comparada con los “nuevos Sopranos en moto” y empezó duro y sin pasar desapercibida desde su primer capítulo.
No es solo sexo, drogas y Rock & Roll
Hijos de la Anarquía cuenta la historia de una banda de motoristas que residen en el pueblo ficticio de Charming, al Norte de California. El drama lanza un órdago que se resuelve en los primeros cinco minutos en un tú a tú con el espectador como ya lo hicieron series tipo la del asesino en serie con principios, Dexter: conseguir que el espectador no solo simpatice, sino que empatice con un grupo de asesinos y traficantes de armas que están en todas partes menos dentro de la ley. El planteamiento es provocador, y más aún cuando uno de los proveedores habituales de armas es el propio IRA.
Los Hijos de la Anarquía, también conocidos como SAMCRO/Sam Crow (Sons of Anarchy Motorcycle Club, Redwood Original) disponen de múltiples sedes de su banda en EEUU. Tienen la sede central en el pueblo de Charming y en el lugar en el que se encuentran los protagonistas. El escenario es el taller de mecánica Teller-Morrow, liderado por el feo oficial de Hollywood: Ron Perlman (En la serie Clay Morrow). Clay, es el padrastro del atractivo rubio Jax (Charlie Hunnam), personaje central de la serie y quien poco a poco, igual que el mito del héroe de las viejas películas de Hollywood, va revelando y moldeando su carácter hasta la evolución completa de su personalidad, que por supuesto, cambiará toda la consecución de hechos esperada. Esta evolución se verá acelerada por un cuaderno que Jax encuentra de su fallecido padre John Teller. En él, Teller se muestra preocupado por el rumbo que el club estaba tomando y mostraba su preocupación porque los hijos recurrieran a negocios ilegales pudiendo mantener la banda con negocios que no implicaran problemas con la ley.
Clay está casado con la madre de Jax (Katey Sagal), y ocupa la presidencia del club en la actualidad tras la muerte del padre de nuestro protagonista. La doble mano de Gemma, madre de Jax, y su carácter arrollador hacen que nadie quede indiferente ante la mente malvadamente precisa de la “reina del club”.
Los sentimientos encontrados de Jax, por un lado el amor hacia el club y por otro la lucha por los valores contrarios a los que su presidente y padrastro, Clay Morrow, predica en él, crea el perfecto caldo de cultivo para todo tipo de intrigas teñidas de una gran visceralidad que provocan auténticos baños de sangre y una hora completa en la que el espectador no se moverá de su asiento ni a por palomitas.
Ser o no ser, ese es el dilema
Esta fusión entre “Los Soprano” y “Easy Rider” tiene un factor romántico: su influencia shakesperiana. Todo el drama que gira en torno a Clay, Jax y Gemma, está directamente relacionado con la obra Hamlet y Macbeth. Sus personajes, centrales en la historia, están basados en los mismos que eligió Shakespeare para algunas de sus obras maestras. Por un lado las conexiones con Hamlet son muy claras: Clay representa al Rey Claudio, Gemma a Gertrudis y Jax al príncipe Hamlet. Al igual que en la obra del gran dramaturgo, Jax habla con su padre muerto, aunque lo hace mediante el descubrimiento de un libro con sus memorias y no directamente. La lectura de estos diarios, acentuada por el nacimiento de su hijo, hace que Jax reflexione sobre la cultura de SAMCRO, lo que también hace un guiño a la melancolía del príncipe Hamlet ante la muerte del Rey (John Teller).
Una arrebatadora Katey Sagal lleva a la perfección el papel de Gertrudis. Desde el principio de la serie se palpa en el ambiente una sospecha ante el espectador: ¿Será Gemma complice del asesinato de su marido John Teller?.
Un mundillo no tan conocido
Es difícil contar el mundo de los moteros aficionados a las Harley sin caer en el maniqueísmo o el cliché de las barbas, los flecos y el tipo duro. Quien haya conocido historias reales como las de los Hell Angels y otras bandas moteras, bien sabrá que dentro de estos clubs existen reglas y normas privadas no escritas por las que se rigen, y que se alejan bastante en algunas ocasiones de las normas sociales aceptadas por nosotros.
Si ser motero es una forma de vida, Hijos de la Anarquía lo retrata a la perfección sin caer en estereotipos caducos de hace 30 años, sin dejarse parte de lo que la hermandad a ese mundo implica: sexo, drogas, violencia y, como no, Rock & Roll. También retrata a la perfección el papel real de la mujer dentro de estos clubs, el proceso que hay que pasar para obtener todos los parches del “amado” chaleco de cuero y dejar de ser un “novato” y el espíritu “camada” que hay dentro de estas bandas. Lo cierto es que la iconografía motera está muy lograda y conseguida.
Tiene también a su favor el apoyo de un reparto de actores de amplio recorrido y que puedes conocer más a fondo en las fotografías adjuntas a este artículo. Quizás por ello, o por la celebridad de los guionistas, la serie dobló su audiencia de la primera a la segunda temporada. Según declaró Perlman el éxito de la serie se debe, principalmente, a una cuestión: «¡Porque es Hamlet tío!. El rey está muerto y la pelea por el trono se abre, así que además de la tensión propia de vivir en un mundo sin leyes, violento e impredecible se habla de la legitimidad del rey y de su reino y que es lo correcto y lo equivocado. Es un muro de tensión y caos que parece gustar a la audiencia».
Sons of Anarchy tiene en la actualidad cuatro temporadas que no puedes perderte. El pasado 11 de septiembre comenzó su esperada quinta temporada en FX.
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