Para la mitad de la población mundial, la idea de hogar va asociada al asfalto, las aglomeraciones y las riadas de gente. Una tendencia ascendente, ya que el Programa de desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP) espera encontrar el 61,8% del mundo viviendo en ciudades en 2050. Hoy ya somos conscientes de los problemas que este tipo de crecimiento puede acarrearnos: dificultades en el acceso a los alimentos, la energía y el agua, exceso de contaminación y un alejamiento progresivo del ideal sostenible.
Afortunadamente, contamos con una legión de conciudadanos lanzados a proponer soluciones. Desde los proyectos más visionarios, recogidos en las imágenes de estas páginas, hasta sólidas investigaciones destinadas a proponer enclaves cercanos a las fuentes de recursos o reducir la necesidad de largos desplazamientos. Entre las líneas más innovadoras se encuentra la de quien apuesta por recurrir al espíritu democrático y dejar que todos participemos en la planificación y el funcionamiento de los entornos urbanos del futuro. ¿Cómo? Por medio de las tecnologías de la comunicación.
Las rutas de la información
En ellas se centra el laboratorio Senseable City del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Su apuesta parte de la posibilidad que nos ofrecen los nuevos medios de identificar geográficamente el itinerario de las comunicaciones. Por ejemplo, el tráfico de los móviles reproduce dónde se concentra la población. Si añadimos una red de sensores estratégicos, obtendremos un mapa del pulso de las calles (y sus niveles de tráfico, contaminación e incluso conflicto en tiempo real. Bastará con mirarlo para decidir qué ruta escoger, cómo movilizar un dispositivo de salvamento o dónde situar un nuevo carril- bici o paneles solares. Pero esa interacción va un paso más allá.
Lo que los investigadores han llamado wikiciudad parte de una intervención activa de los habitantes en la toma de decisiones urbanísticas y de gestión. Los arquitectos, según Carlo Ratti, director del laboratorio: “Podríamos concentrarnos en los parámetros de creación de formas y producir resultados diversos a partir de las aportaciones de los ciudadanos”. Así, las ciudades se modelarían según las características y necesidades reales de quienes las llaman su hogar.
Además de ser una urbe, la Hydrogenase puede convertirse en nave aérea propulsada por el biohidrógeno que produce. En caso de catástrofe, se elevaría hasta una media de 2.000 m, y llevaría 200 toneladas de contenido a unos 175 km/h. Otra opción es convertirla en hospital ambulante. Su diseño en forma de huso aprovecha la capacidad de las microalgas de generar hidrógeno para el suministro energético, además de capturar CO2 y otros gases de efecto invernadero. Está diseñado por el arquitecto belga Vincent Callebaut.
El Gwanggyo Power Center es un proyecto para situar una megaciudad sostenible 35 km al sur de Seul (Corea del Sur). Aunque no tiene una fecha concreta de finalización, lo está desarrollando un consorcio encabezado Daewoo, que ha encargado su diseño al estudio MVRDV de Amsterdam. Su objetivo es alojar a hasta 77.000 habitantes capaces de autoabastecerse.
Cada piso de la Dynamic Tower, de David Fisher, está pensado para rotar en una dirección y a una velocidad independiente de los demás, lo que proporciona un extraordinario dinamismo a su apariencia.
El proyecto Super Tower, del estudio Popular Architecture de Londres (Reino Unido), incluye en su interior una pista de hielo.
La Songdo City, se está construyendo en Corea del Sur, a 64 kilómetros al sur de Seúl. Está diseñada por Kohn Pedersen Fox y su primera fase se inauguró en 2009. Es la primera ciudad ubicua, con ordenadores integrados en los edificios y las calles y una red que comparte todos los datos de los principales sistemas de información.
El Gwanggyo Power Center planea acoger en Seúl (Corea del Sur) viviendas, centros educativos y de ocio, comercios y oficinas.
Su forma mejorará el clima y reducirá la demanda de agua y energía.
En medio del desierto saudí, a 17 kilómetros del centro de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), Masdar aspira a convertirse en una de las ciudades más sostenibles del mundo. El estudio londinense Foster & Partners ha diseñado un complejo capaz de albergar a 40.000 habitantes. De momento, ya se ha construido el centro tecnológico, dedicado especialmente a estudiar tecnologías limpias y energías renovables.
La estructura principal del proyecto Try 2004 del arquitecto Shimizu se compone de 55 pirámides del tamaño de la de Keops, unidas en una de 2.000 m de alto. Pensada para aprovechar el viento y el sol como principales fuentes de energía, la idea inicial preveía su emplazamiento en la bahia de Tokio.
El enclave previsto para las construcciones de Hydrogenase es la ciudad de Shanghai (China). Además de albergar una ciudad, sus edificios son auténticas fábricas de hidrógeno a partir de algas, en las que una hectárea podría producir unas 120 veces más biocombustible que la misma extensión de colza, soja o girasol.
En pleno centro de Nueva York sitúa el proyecto Dragonfly (libélula) este complejo sostenible de viviendas, oficinas, prados y granjas que se autoabastece.
El sol y el viento aportan la energía del Dragonfly, el agua se recicla y los desechos agrícolas y ganaderos sirven de abono. La idea incluye campos de arroz y estanques de acuicultura.
Así se verá desde la calle la Super Tower, una idea con la que Popular Architecture se enfrentó al reto de diseñar para Londres un sólo edificio capaz de albergar a 100.000 personas. En sus 1.500 metros de altura se incluirían parques, hospitales o escuelas.
En la Dynamic Tower de David Fisher, cada piso comenzará a girar cuando reciba un comando de voz por parte de su ocupante. La construcción de la primera está prevista en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Para su diseño Anti Smog, Vincent Callebaut ha previsto dos módulos dirigidos a producir más energía de la que consumen y reducir la contaminación en París aplicando las últimas tecnologías en energías limpias. El Solar Drop incorpora un tejado de células fotovoltaicas y la Wind Tower serviría de soporte a turbinas eólicas.
Gracias a sus paneles solares y las turbinas eólicas horizontales y silenciosas colocadas entre un piso y otro, la Dynamic Tower generará toda la energía que necesite, e incluso aportará el excedente a la red.
El arquitecto japonés Shimizu ha unido las diversas pirámides de su Try 2004 a través de nodos que incluyen escarleras y cintas mecánicas para agilizar la movilidad de sus habitantes.