Al caer el sol, una fauna aún más numerosa que la diurna se mueve contigo. Mamíferos, reptiles, anfibios, insectos, peces y 27 familias de plantas, de al menos 500 especies distintas, inician su actividad en lo oscuro. Al ser humano, la noche le hace vulnerable. La concentración de adrenalina en sangre (la hormona que nos permite estar alerta) desciende, y como animales diurnos, deberíamos buscar refugio para que no nos coman. Sin embargo, con el dominio de la energía eléctrica hemos conquistado el reino de las sombras. Hoy, para el 96% de los europeos y el 97% de los norteamericanos, el cielo está siempre tan iluminado como si brillara la Luna en cuarto creciente. Así, a pesar de que al atardecer nuestro reloj biológico nos pide sosiego, los humanos abandonamos en masa nuestro refugio y salimos a la calle.
– Según se desprende de los estudios del Instituto Max Planck, fisiológica y psicológicamente existen dos tipos de personas: las diurnas y las nocturnas. La pertenencia a uno u otro grupo puede detectarse a los seis años.
– Aunque, culturalmente, el sexo se practica de noche, para los hombres no es el mejor momento, pues sus niveles de testosterona descienden.
– Según la Organización Mundial de Turismo, cada vez más personas escogen su destino por la vida nocturna del país. Los favoritos: Tailandia, Filipinas y Sri Lanka, donde se hace la vista gorda a la prostitución y a la industria del sexo.
– El 30% de la población mundial vive sin electricidad. Según la Oficina Federal de Estadística de Nigeria, las mujeres que viven sin luz ni televisión tienen un promedio de un hijo más que las que tienen electricidad.
– Para el 40% de la población estadounidense, un sexto de la que vive en la UE y una décima parte de la población mundial, nunca llega a ser tan oscuro como para que los ojos se adapten a la visión nocturna.
– En Reino Unido, un millón de personas asegura que sólo tiene tiempo de salir de compras a partir de las 10 de la noche.
– En la India, las escuelas nocturnas están subvencionadas por el estado, para dar educación a los niños que trabajan durante el día.
– Toque de queda. En Tallin (Estonia) los menores de 16 tienen que volver a casa antes de las 11.
– Los 70 millones de estadounidenses insomnes gastan 12.000 millones de dólares al año en medicamentos. Cuando unos estudios revelaron que el 46% de los empresarios que viajan sufren insomnio, la cadena hotelera Hilton inventó las “Habitaciones del Sueño Profundo”, equipadas con tapones para los oídos, máscaras para dormir y un sistema sonoro que transmite ondas acústicas supuestamente sedantes.
– En el norte de Noruega, durante dos largos meses invernales no sale nunca el sol. Las pautas del sueño quedan alteradas y la gente se deprime y pierde interés por el sexo. Casi una tercera parte de la población muestra síntomas de DAE (Desórdenes Afectivos Estacionales). El tratamiento es con terapia luminosa de amplio espectro, en lugar de antidepresivos.
– “Desde el Cañón del Colorado se distingue la iluminación de Las Vegas, que está a más de 500 kilómetros de distancia. Los enormes focos de la Torre Picasso, en Madrid, impresionan fotografías del cielo realizadas a 100 kilómetros”, explica Fernando Jáuregui, astrofísico del Planetario de Pamplona (Navarra).
– La contaminación lumínica hace que las aves se deslumbren y desorienten en su viaje migratorio. Además, altera los ciclos de ascenso y descenso del plancton marino, algo que afecta a la alimentación de los peces de la costa. También incide sobre los ciclos reproductivos de los insectos, que no pueden cruzar las barreras de luz que forman las ciudades.
– El brillo de las luciérnagas es un complejo sistema de comunicación que utilizan las hembras para encontrar pareja. Pero estas luces tienen otros objetivos: por ejemplo, confundir a machos de otras especies para atraerlos y devorarlos.