La historia está llena de ejemplos de amistad entre personalidades de ambos sexos. Algunas de ellas se basaban en la admiración profesional, como la que unió a Charles Dickens con la escritora Elizabeth Gaskell. Él la llamaba “mi pequeña Scherezade”, y estuvo invitado en su casa en muchas ocasiones.
Y en la correspondencia entre ambos abundan las referencias a sus cónyuges: “Salude al señor Gaskell”, “Mi afecto para la señora Dickens”… Aunque en otros casos estas relaciones han estado teñidas con un matiz amoroso, aunque fuera platónico. Es lo que le ocurrió a Benito Pérez Galdós con la actriz María Guerrero.
Su relación se inició por motivos profesionales, pero él siempre trató de ser una presencia importante en su vida. Aunque, cuando ella se casó, el esposo, intuyendo los sentimientos de Galdós, prohibió a su mujer volver a verle. Y hay muchas historias similares, como las que siguen.