Humor negro no. Lo siguiente. Según la descripción de su creador, Charlie Brooker, «cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora – y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes». Ahora bien, los tres episodios de esta miniserie pueden ser totalmente diferentes, pero tienen un punto en común: el alto nivel de tecno-paranoia, sátira, humor negro tizón y pesimismo. Ah, se me olvidaba, y también un poquito de crueldad y exageración. Bienvenido al mundo de las sombras burlonas de Charlie Brooker.

La tecnología como droga (no spoiler)

Cuando The Guardian le preguntó a su creador qué significaba el título de esta controvertida serie, Brooker respondió: «Si la tecnología es una droga -y se siente como una droga- entonces, ¿cuáles son los efectos secundarios?. Esta área -entre el placer y el malestar- es donde Black Mirror, se ubica. El «espejo negro» del título es lo que usted encontrará en cada muro, en cada escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría y brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente.» Aunque no esté del todo de acuerdo con las afirmaciones de Brooker, algo tendentes hacia una tecnofobia que rechazo frontalmente, he de reconocer que ha logrado hacer un producto de alta calidad típico de su humor negro y corrosivo que no te deja indiferente y que te hará arrugar las cejas durante el visionado de cada uno de sus capítulos de poco más de 40 minutos. 

Brooker es, entre otras muchas cosas, un periodista acostumbrado a incomodar hasta al mismísimo George W. Bush con su afilada pluma. En esta ocasión el blanco de su diana es el espectador, a quien sumerge en sus tres entregas de esta serie en un estado de angustia, incomodidad y confusión. Pretende que nos veamos reflejados en su negra pantalla sobre el uso que damos a nuestras distintas formas de interacción en la web y que pretende ser también una crítica al modelo actual de medios de comunicación. Esto último me gusta, aunque lo cierto es que no me gusta nada lo que sugiere de la red, como es el caso de la primera entrega «El himno nacional». ¿Debo entender que Brooker sugiere que la tendencia de internet, redes sociales y otras plataformas nos lleva a convertirnos en auténticos idiotas sin objetivos capaces de pedir a un político que tenga relaciones sexuales con un cerdo por simple diversión? ¿eso son los tuiteros e internautas para Brooker? ¿Es que los antiguos medios tradicionales estimulaban la inteligencia? ¿o quizás lo hacía el analfabetismo y la desinformación de AM (Antes de los medios)? Sea como fuere no me gusta la tecno-paranoia que sugiere.

Reconozco que siempre me ha gustado la ácida crítica de Brooker con respecto a los medios de comunicación, pero en esta ocasión, con el visionado de la serie, me ha dejado completamente KO, vamos, lo que viene a ser amargarme la tarde. Si bien la crítica a medios es buena dentro de la serie,no me gusta el trato que le da a la red, menos aún cuando hay tantos gobiernos deseosos de buscar excusas para ver por dónde se le puede cortar algo las patas al nuevo rey de medios. Aún estamos empezando y ya estamos imaginando el oscuro y tenebroso final que nos espera por utilizar las ‘pantallas negras’. Al contrario de lo que ocurre con los espectadores de los programas de corazón de Tele5, no se puede generalizar con topicazos clásicos como que a todo el mundo en la red le gusta insultar en el anonimato, o que la mayoría de la gente abandona su vida real para cambiarla por una 2.0 o… la nueva que surja. También es valorar que antes se estaba mejor que ahora, y no sé si algunos estarían realmente convencidos de volver al pasado sin su iPhone, MP4, Twitter o tablet. Poner una funda en el smartphone con el símbolo hippie mientras protestamos contra las nuevas tecnologías no nos hace más oldies ni más cool, por mucho que algunos lo intenten con alegatos tecnófobos mientras a su vez lo twittean y lo suben a Tumblr.

Una vez me he quitado esa espinita de encima, no negaré que este tremendo drama visceral de Brooker tiene algo. Si te gusta el humor negro y ves el desazón como un dulce manjar, esta es tu serie. Tampoco pasa desapercibido su origen europeo: la melancolía y el drama del ser humano para más de uno resultará delicioso.

El comunicado de prensa de la serie describía la misma como «un híbrido entre Tales of the Unexpected En los límites de la realidad que se nutre de nuestro malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno». 

Capítulos independientes (no spoiler)

La primera temporada de esta serie británica tiene tres capítulos de algo más de 40 minutos. Los capítulos no se conectan entre sí, son autoconclusivos y pueden verse sin seguir el orden cronológico. Las tres historias son totalmente diferentes, tanto en la narración como en los actores. La única puesta en común es que todos hablan de un futuro cercano en el que las redes sociales y las nuevas tecnologías serán el centro de nuestras vidas. Si bien, en mi opinión, exagera en drama y desasosiego al plantear la trama, teniendo en cuenta que es una sátira es importante irse al mensaje. Y el mensaje está más que claro: ser más crítico con el mundo que nos rodea y no vender tu alma por un smartphone o por ser el famoso del año de Gran Hermano.

El primero de los capítulos, El himno nacional (2,7 millones de espectadores), es sin duda el gancho mediático de la serie en la que el primer ministro tiene la vida de una princesa de Inglaterra en sus manos. Para salvarla, el internauta, que sube los vídeos a Youtube y otras plataformas para aumentar su audiencia, le solicita que tenga relaciones sexuales con un cerdo mientras toda la nación lo ve por TV. El segundo, 15 millones de méritos‘ (1,52 millones de espectadores), pretende ser una sátira hacia los programas de entretenimiento. El tercero, Tu historia completa, nos sitúa en una realidad alternativa donde la gente lleva implantado tras su oreja una cámara que graba toda su vida, y que a su vez le permite recrear cualquier instante en cualquier momento o borrar cualquier tipo de recuerdo. Puedes leer más sobre ellos en la fotogalería superior.

Podemos estar de acuerdo en que nuestra sociedad está adormecida, pero no creo que para buscar culpables debamos empezar por internet,GoogleFacebook o Twitter. Antes de su existencia también estábamos ‘de siesta’, lo único que ha cambiado es el escenario. Para buscar las raíces de este desinterés general hacia las cuestiones políticas, sociales, económicas o culturales hay que irse mucho más allá de Jobs o Gates y desde luego no buscar solo y exclusivamente en la información que los medios de comunicación privados dan a un país, sino en la educación que se ofrece a la sociedad por parte de este. 

Emisión

La primera temporada de Black Mirror ha sido emitida recientemente en Cuatro y TNT, aunque sus capítulos están disponibles en DVD desde febrero de 2012.

Aún no sabemos cuándo, pero según anunciaron el pasado mes de julio, hay una segunda temporada en marcha.

Tráiler

 

El himno nacional

El primer capítulo es, sin duda, el gancho mediático de la serie. Brooker se lanza a la sátira política y mediática con la historia de una princesa secuestrada y un primer ministro en apuros.

El secuestrador exige, mediante un comunicado grabado que lee la propia princesa, que el primer ministro Michael Callow tenga relaciones sexuales con un cerdo en directo. Estas exigencias son grabadas por el secuestrados y subidas a Youtube, por lo que el tema no solo se hace imposible de esconder, sino que se convierte en un espectáculo público.

¿Se acostará el primer ministro ante las cámaras con un cerdo de granja para mantener viva a la princesa? Eso tendrás que verlo por ti mismo.

El himno nacional (2)

Este capítulo es una dura crítica hacia los medios de comunicación con alguna pullita hacia el usuario de redes sociales.

De hecho, la trama principal se desarrolla en los primeros 10 minutos del capítulo, el resto podéis imaginaros qué es: una dura crítica a los medios de comunicación y a los usuarios y su comportamiento ante un escándalo que acaba convertido en un espectáculo circense. Eso nos suena, ¿no?

Este capítulo está escrito por Charlie Brooker y dirigido por Otto Bathurst.

15 millones de Méritos

Una sátira hacia los productos audiovisuales de entretenimiento y nuestra supuesta ‘sed’ de ellos.

Este es quizás uno de los capítulos más flojos de la serie. En esta realidad futura nos organizamos en celdas para pedalear sobre una bicicleta mientras damos energía a nuestro entorno y conseguimos «méritos», la forma de divisa de ese extraño mundo donde somos constantemente interrumpidos por los anuncios.

 

 

15 millones de Méritos (2)

El principal protagonista de la historia, Bingham «Bing» Madsen, posee 15.000.000 de méritos de una herencia que le permiten un servicio vips para saltarse los anuncios (los que se lo saltan sin este servicio pueden ser multados).

Un día mientras va al baño oye cantar a Abi, una bella chica de la que está claro, se enamora. Decide darle su herencia para que pueda sacar una entrada para Hot Shots, (un estilo al Tú sí que vales) que ofrece una oportunidad para ser rico y famoso y pasar de la dura vida que le rodea.

Pero Aby, a pesar de su magistral actuación, no recibe un trabajo acorde con sus méritos, sino uno de actriz porno. El sentido de todo esto será mejor que lo veas por ti mismo para evitar spoilers.

Este capítulo está escrito por Charlie Brooker y Konnie Huq, y dirigido por Euros Lyn (Dr. Who)

Tu historia completa

A estilo de Minority Report, esta historia nos sumerge en una realidad alternativa en la que la gente lleva un microprocesador instalado detrás de su oreja que le permite grabar y almacenar en su memoria (literalmente) cada momento de su vida, dándole el control de borrar o poner sus recuerdos en pantallas públicas para que todos puedan verlo.

De hecho, todas la vivencias vividas por una persona están disponibles para cualquiera: jefes, familia, parejas o compañeros de trabajo. ¿os imagináis? terrible.

 

Tu historia completa (2)

El capítulo se queda algo flojo y parece más un drama de pareja que una sátira con moraleja.

En este caso vemos los efectos que podría tener en nuestras relaciones personales que nuestras parejas pudieran acceder a partes privadas y pasadas de nuestras vidas que ya nada tienen de especial en la vida presente.

¿Seremos capaces un día de regalar por ahí nuestros pensamientos? Creo que de antemano ya sabríamos la mala decisión que eso supondría.

Este capítulo está escrito por Jesse Armstrong y dirigido por Brian Welsh.