Eudald Carbonell, uno de los directores del Proyecto Atapuerca, está convencido de que así era. “Seguramente lo haría con piedras y palos”, explica el investigador. Evidentemente, los juegos y los juguetes han evolucionado y se han vuelto más sofisticados con el paso de los siglos, pero el espíritu sigue siendo el mismo: divertirse. Y para homenajear a ese espíritu, el Museo de la Evolución Humana acaba de inaugurar una nueva exposición: L-evolución.
La muestra, que podrá visitarse hasta enero de 2014, está dividida en diez bloques temáticos que recrean las distintas etapas de la historia humana (la prehistoria, la era romana, la Revolución Industrial…), y que también reproducen el propio museo y una sección de las excavaciones en el yacimiento de Atapuerca. El autor de todos los dioramas es Javier Salas, un artista miembro de la asociación Aficionados a las Construcciones Lego de España, y que ha necesitado tres meses de trabajo para completar su obra. “Lo que más me preocupaba es que todo fuera histórica y científicamente riguroso”, explica el autor. Y Eudald le tranquiliza afirmando que sí, que lo ha logrado.
200 mil piezas de Lego han sido necesarias para completar todas las figuras que componen los diez dioramas.