Ir de culo
La actriz Mila Jovovich se encontraba filmando un anuncio publicitario en Nueva York y su vestido levantó más vuelo del que ella habría querido. La imagen recorrió todo el mundo.
Las caídas del rey, o de cualquier famoso, ocupan tanta prensa que la presentadora estadounidense Oprah Winfrey ha acuñado un nuevo término: Famous Fallen Syndrome, el síndrome del famoso que cae: explica el regocijo que siente el público al ver que todos, aun los grandes líderes, sufren.
Cuando las celebridades, como Elton John, son fotografiadas con gestos extraños, ganan puntos de audiencia. Esto se debe, afirma el psicólogo social Elliot Aronson, a que las vemos más humanas.
Un estudio realizado por la psicóloga Katie Boucher revela que cuanto más reconocida es la persona que tropieza, como Salma Hayek, más alegría experimentamos.
Belén Esteban y su éxito han sido tan famosas que un periodista del diario Le Monde, Christian Salmon, le ha dedicado un estudio sociológico.
La cantante Cher siempre ha asegurado que la culpa de su buena piel la tienen los genes. Por eso, retratarla así en pleno Hollywood demuestra que hay gato encerrado.
Paquirrín seguramente ha leído la obra del neumólogo Friedrich Bischinger, quien asegura que hurgarse la nariz alarga la vida y protege de las infecciones.
El guardaespaldas de la cantante Rihanna se toma muy a pecho su trabajo. Y a ella parece no incomodarle la situación.
Cuando a Kate Middleton se le enganchó el tacón, poca gente se burló de ella. “Si el personaje cae bien”, señala el psicólogo Richard Smith, “hay menos mofas”.
La caída de Emma Thompson recibió muchos titulares en prensa. Esto confirma la opinión del psicólogo Walker Percy: “Sentimos fascinación por las calamidades ajenas”.
Si vemos a un deportista, como Rafa Nadal, sufrir por algo relacionado con su oficio, somos capaces de pasar de la risa a la empatía en un instante.
A Mao le hubiera encantado ver esta imagen de David Beckham. Más que nada, porque sucedió en su tierra. El futbolista inglés visitaba el Club de Fútbol Wuhan Zall, en China, en marzo de 2013. Paradójicamente, los chinos no se rieron de la caída.
Igualita a Gollum
Si una estrella como Katie Holmes es retratada de un modo poco favorecedor, nos regocijamos. Para el psicólogo Richard Smith, se debe a que “demasiada perfección produce antipatía. Meter la pata de vez en cuando es bueno”.
Involuntariamente, la princesa Letizia puso de moda las bragas color carne. Y es que los famosos también pueden crear tendencia sin pretenderlo. Jackie Kennedy usaba grandes gafas y sombreros para huir de los fotógrafos, pero sus accesorios crearon una nueva moda.
A Carlos de inglaterra le han pillado en varias situaciones comprometidas. Por suerte, esta vez solo se juzgó su mal gusto… Bueno, también se habló de su gusto al elegir a Camilla Parker.