Surrealismo callejero
Un parque, una azotea, una pared… Cualquier rincón sirve para que Jenkins emplace sus obras. Unas instalaciones alucinantes (como esta diana humana que decora un muro berlinés) que provocan un shock a los ciudadanos.
¿Un cadáver en la basura?
Dos transeúntes desconcertados al tropezar en Nueva York con una de las esculturas de Mark. Uno de ellos echa mano del móvil. ¿Para fotografiarlo o tal vez para llamar a la policía? No sería la primera vez que los servicios de emergencia acuden por el aviso de un supuesto cadáver que finalmente resultó ser una de las creaciones de este peculiar artista.
El debut.
Mark Jenkins trabajaba como saxofonista y diseñador de páginas web hasta que en 2003 colocó su primera escultura en Río de Janeiro, que provocó gran conmoción. El público creía que debajo del cono había una persona real.
Metáfora anticonsumista
El artista afirma que sus creaciones pretenden romper la monotonía de unos paisajes urbanos en los que, según sus palabras: “Lo único que cambia son los escaparates de los centros comerciales”.
Desayuno al aire libre
Rebanadas de pan recién hechas en una alcantarilla reconvertida en improvisada tostadora. Esta simpática (y suculenta) obra pudo verse en una calle de Barcelona.
Las zonas más degradadas de las ciudades suelen ser las preferidas del artista para colocar sus creaciones. Esta, por ejemplo, pudo verse en un suburbio de Washington. Es su manera de reivindicar la reutilización del espacio.
El arte… del reciclaje
Plástico, cartón y papel de periódico son sus materiales de trabajo habituales. En este caso, su creación es una especie de humanoide que lee tranquilamente la prensa en un rincón de Tokio.
A ver si pican
Dado que en muchas ocasiones no tiene permiso de las autoridades, Jenkins coloca sus maniquíes (como este pescador urbano situado en una azotea de Washington DC) en plena noche.
Pasto de los peces
Algunos ayuntamientos han prohibido a Jenkins exhibir sus obras por considerarlas macabras y de mal gusto. ¿Qué dirían si vieran este “ahogado” flotando en un estanque de la ciudad sueca de Malmö?
Arte perecedero
Mark nunca sabe lo que va a suceder con sus obras. Algunas acaban dañadas por las inclemencias del tiempo y otras han sido incluso destrozadas por vándalos, o retiradas por la policía.
El pequeño gamberro
Una de las temáticas preferidas del artista son las figuras de bebés cometiendo todo tipo de tropelías. Están hechas con cinta de embalar transparente, con la que fabrica un molde de la figura.
La calle como escenario
El trabajo de Mark Jenkins es cada día más apreciado, y prueba de ello es que galerías de Berlín y Tokio han organizado exposiciones sobre su obra. Pero donde más se aprecia la fuerza de su trabajo es en la vía pública. Estos neoyorquinos, por ejemplo, se quedaron de piedra al ver a esa mujer descabezada.
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