Cada vez son más los que han conseguido la receta a través de un amigo y se lanzan a transformar esa matriz a base de levadura y bacterias que llaman masa madre en su cocina. Y con esta moda crecen a su vez los negocios en las grandes ciudades que hacen pan casero, con productos ecológicos, y que aprovechan sus instalaciones para dar cursos a todo tipo de perfiles, desde ingenieros a amas de casa. Es el caso de Beatriz con su Horno de Babette, en el que, además, quien quiera probar suerte por su cuenta puede comprar todos los utensilios necesarios. Por extensión, crecen las panaderías selectas, como Harina en Madrid y Turris en Barcelona, y grupos de Facebook para panófilos, como Amigos del pan casero, que tiene ya casi 14.000 seguidores. Además, el Larousse Pan Casero de Ibán Yarza ha vendido 60.000 ejemplares, y en Barcelona hay un hotel-panadería, el Praktik Bakery, entre cuyos reclamos está el despertar con el olor a pan recién hecho.
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