¿Es posible que un niño tenga tres padres? Pues gracias a una nueva terapia génica desarrollada por un equipo de la Oregon Health and Science University, la respuesta es sí. Estos investigadores han conseguido fecundar con éxito un óvulo que contiene ADN de dos mujeres: uno, el mitocondrial, procedente de una donante (que solo se hereda por vía materna) y otro, el nuclear, de la madre biológica. A ellos se unirán, in vitro, los 23 cromosomas del espermatozoide del padre. Gracias a esta técnica, las mujeres con mutaciones en su ADN mitocondrial podrán tener hijos sanos.

Este tipo de ADN es el que gestiona el funcionamiento futuro de las mitocondrias; es decir, la central eléctrica de nuestras células. Pero, ¿qué sucede cuando no funciona?

Objetivo: Salvar vidas

Casi todas nuestras células dependen de las mitocondrias para tener una fuente estable de energía, de manera que una enfermedad mitocondrial puede afectar a más de un tipo de célula, tejido u órgano. Así, hay hasta 150 enfermedades, de las consideradas raras y muy graves, que se desarrollan por mutaciones en el ADN mitocondrial. Es el caso del síndrome MELAS, que supone retraso motor y en el desarrollo intelectual, y el de MERRF, que supone ataques epilépticos y atrofia muscular. “Esta técnica servirá para evitar la transmisión de estas enfermedades”, asegura Nuria Martí, embrióloga del equipo de la Universidad de Oregon autor del hallazgo.

Pero ¿el futuro bebé tendrá los ojos o el color de pelo de la donante? “Estos genes intervienen en la última etapa en la formación de ATP (la molécula encargada de almacenar la energía de la célula). De manera que lo único que heredará el bebé serán mitocondrias que funcionen correctamente, sin ningún problema negativo asociado”, asegura Martí. De momento, la eficacia de esta técnica es del 50%, así que la mitad de los embriones obtenidos no podrían ser transferidos a una mujer con fines reproductores. Por ahora solo se ha desarrollado en el laboratorio, pero, llegado el momento, ¿podría llevarse a cabo en España?

Carlos Romeo, director de la cátedra de Derecho y Genoma Humano de la Universidad de Deusto y del País Vasco, asegura: “Todo lo que se puede hacer en reproducción asistida en nuestro país debe estar incluido en la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida. En este caso, hay una indeterminación legal, ya que la ley recoge cambios en el ovocito, pero no modificaciones como esta. Además, la Ley de Investigación Biomédica, que también entraría en juego, no recoge esta técnica aplicada al ser humano”.

Así que, para practicarla en nuestro país, tendría que ser legalizada.

Fuera de la ley

“Cualquier nueva técnica que se quiera practicar con fines de investigación, ya sea con carácter experimental o en reproducción asistida, ha de tener informes favorables tanto de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida para los temas vinculados con la reproducción humana como de la Comisión de Garantías sobre la Utilización de células y tejidos humanos, para temas más relacionados con células embrionarias e investigación en ingeniería genética.

Y ambos informes son vinculantes, de manera que, si no la autorizan, no habrá manera de llevarla a la práctica. Después, la autoridad encargada de dar la autorización final es la Comunidad Autónoma”, explica Romeo.

Carlos Simón, director científico del Intituto Valenciano de Infertilidad, asegura: “Es un paso más de lo que se hace ahora, ya que en la actualidad se identifican y seleccionan los embriones portadores de alteraciones cromosómicas o genéticas para evitar enfermedades muy graves en niños que van a nacer. En este caso, se repara el ovocito con ADN mitocondrial mutado para que el niño no sufra estas enfermedades”.

Este ir más allá ha vuelto a despertar la polémica sobre los límites de la reproducción asistida. De hecho, en Gran Bretaña, la Autoridad Británica en Fertilización Humana y Embriología lanzó en septiembre una consulta pública para discutir la ética de crear ovocitos con tres padres.

Embarazo virginal

Simon, que lidera un equipo que trabaja en doce líneas de investigación relacionadas con la reproducción asistida, asegura: “La población que requiere técnicas de reproducción asistida es el 10% de las parejas en edad reproductiva; sin embargo, en la mayoría de los casos son quienes no tienen ningún problema quienes hacen las valoraciones éticas. Hace un par de años, el padre de la fecundación in vitro, el profesor Edwards, recibió el premio Nobel por iniciar esto hace 30 años. Hoy por hoy, el 3% de los niños que nacen en países como el nuestro lo hacen gracias a estas técnicas”.

Y esto parece estar aún más justificado en el caso de que se pueda evitar una enfermedad.

Además, hay incluso quien vaticina un futuro en el que podamos tener hijos no solo sin sexo, sino incluso sin embarazo. Es el caso de la científica británica Aarathi Prasad y su polémico libro Como una virgen. Cómo la ciencia está rediseñando las reglas del sexo.

Para ella, la reproducción en úteros artificiales es el futuro, y una solución justa para las parejas homosexuales, por ejemplo. De hecho, ya hay un equipo de investigadores del Weill Cornell Medical College que está llevando a cabo experimentos en esta dirección, y actualmente se han realizado ya algunas experiencias con animales.

Redacción QUO