Cuando era pequeño a Flavio Manzoni le gustaba subirse a la azotea de su bloque de viviendas e imaginar que una nave espacial pasaría en cualquier momento por allí. Fantaseaba con su forma, diseño y la velocidad que podría llegar a alcanzar. Años más tarde estudió diseño y arquitectura, convirtiéndose en el vicepresidente de diseño de la compañía fundada por el piloto Enzo Ferrari.
Cuando Manzoni ocupó su puesto dejó que su imaginación rompiese el molde. Dio un nuevo aire a la casa de automóviles de lujo, bañándola con un toque de modernidad, una bien medida agresividad y curvas imposibles. Fruto de esa creatividad del arquitecto italiano nacieron vehículos como LaFerrari XX, el Ferrari FXX K y el F12 Berlinetta. Según declaró para FormTrends, «todo comenzó con un poco de diversión (…). Trate de imaginar algo que en el futuro pudiese volar, ya que cada vez queda menos espacio disponible en el suelo».
Tras la cosecha de estos éxitos y su dilatada experiencia, Manzoni, un apasionado de la Ciencia Ficción, decidió rememorar esos momentos de infancia en su terraza con papel y lápiz en sus manos. El resultado es de una belleza casi insultante, que deja a las naves concebidas por el género cinematográfico en simples y aburridos utilitarios.
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