Con esta maravillosa película, el gran cineasta japonés Hirokazu Kore-eda dio una lección de como se puede construir un cuento infantil contemporáneo lleno de sensibilidad, humor y ternura, sin caer nunca en la blandenguería.
Koki y Ryu son dos niños japoneses cuyos padres se han separado. El mayor vie en una ciudad con su madre, y el pequeño en otra con su padre. Mientras el menor de ellos lleva una vida jovial y despreocupada con su padre, un músico bohemio que sueña con triunfar con su banda de rock, el hermano mayor no acaba de superar la ruptura de sus progenitores y sueña con que toda la familia vuelva a reunirse.
Un día, Koki, el mayor, se entera de que las dos ciudades van a quedar unidas por una nueva línea del tren bala. En Japón existe una leyenda urbana según la cual, la primera vez, que dos Shinkashen (trenes bala) se cruzan, se libera tanta energía que se produce una alteración en el tiempo y en el espacio que provoca que, si en dicho momento se pide un deseo, se cumpla. Por eso, el niño convence a su hermano de que se las apañen para viajar el día de la inauguración cada uno en una dirección hasta el lugar en el que se crucen los trenes, y pedir el deseo de que sus padres vuelvan a vivir juntos.
Lo que ocurre es que los respectivos amigos de cada uno de ellos se enteran de sus planes y se suman a la aventura. Cada uno y cada una con su propio deseo que pedir (convertirse en actriz, que un padre abandone la bebida, llegar a ser una estrella del beisbol….)
Kiseki (Milagro) es un filme prodigioso. Un canto a la esperanza y a la alegría, repleto de una energía contagiosa (los niños se pasan el tercio final del filme corriendo, en el sentido más literal), pero también una soberbia lección que demuestra que los sueños no siempre se cumplen, y que el mayor milagor tal vez sea la aventura que esos críos viven con sus amigos lejos de sus casas.
La película es tierna y encantadora, pero nunca blanda. Y está repleta de un soberbio sentido del humor, aunque en sus planos finales se tiñe de melancolía. No quiero hacer un spoiler demasiado grande, por eso, diré tan solo que, al final, de todos los milagros que los niños piden al paso de los trenes, solo se cumplirá uno. ¿Cuál? Tendrán que ver la película para saberlo.