Cuando Quentin Tarantino rodó Pulp fiction, volvió a poner de moda este término en todo el mundo. La palabra pulp se refería a la pasta de pulpa de papel de baja calidad que se utilizaba para imprimir novelas baratas. A finales de la década de 1920, el término comenzó a utilizarse para nombrar de forma genérica a toda la literatura popular, o más bien, populachera. Un esitlo que abarcaba desde la ciencia ficción a las novelas policíacas, pasando por historias de terror, eróticas… Eran novelas que se vendían a precios muy baratos y, aunque la mayoría de ellas no tenían el más mínimo valor literario, también hubo algunas pocas de mayor calidad, escritas por gentes como Isaac Sssimov, Jim Thopmson, etc. Pero lo que las hacía inconfundibles, y lo que actualmente más se valora de esta literatura de serie Z, eran sus preciosa, coloristas y provocativas portadas. En ellas, se recreaban imágenes poderosas protagonizadas por sensuales mujeres fatales, hombres rudos, y monstruos del más diverso pelaje. Las portadas de estas novelas son ahora, en pleno siglo XXI, auténtico arte vintage y se reeditan en libros para coleccionistas. Aquí, os mostramos una selección de ellas.
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