Mucha gente tiene miedo a volar. Si perteneces a dicho grupo, viajar a alguno de estos diez destinos añadirá un plus de angustia al problema. Y es que en estos lugares se encuentran las que los pilotos consideran las pistas de aterrizaje más peligrosas y complicadas del mundo. Son aeropuertos a los que solo vuelan los profesionales más experimentados, y en los que los viajeros suelen encomendarse a la providencia antes de tomar tierra.
Sitiado en la isla de San Martín, una posesión caribeña de los Paises Bajos. Para tomar tierra, los aviones vuelan a escasos veinticinco metros sobre la playa. El gobierno local advierte que acercarse demasiado en el momento de la llegada y la salida de las aeronaves: «puede dar lugar a lesiones serias o incluso la muerte, al poder ser succionado por una turbina o ser enviado hacia el mar sin poder salir».
En Bután. Se encuentra a 2237 m de altitud, rodeado por montañas de hasta 5480 m. Los vuelos en Paro sólo están permitidos cuando se cumplen las condiciones de aproximación visual y sólo se abre desde el amanecer hasta el ocaso. Sólo ocho pilotos en el mundo están certificados para aterrizar en este aeropuerto.
En Honduras. Su pista es demasiado corta y linda con zonas habitadas. Los pilotos tienen que calcular muy bien su velocidad para no salirse de ella al tomar tierra.
En Groenlandia. Las turbulencias en este lugar son constantes, incluso en los días aparentemente de calma, lo que convierte aterrizar aquí en una experiencia inolvidable. Por ese motivo, los vuelos nocturnos están prohibidos.
En Lesotho. La pista tiene una longitud de 400 metros y termina al borde de un acantilado de 600 metros de profundidad.Y eso intimida a cualquiera.
En Madeira. Debido debido a las altas turbulencias ocasionadas cuando la velocidad del viento es superior a quince nudos, los pilotos necesitan una licencia especial para realizar operaciones en este aeropuerto
En la Antártida. Llamar aeropuerto a ésto es ser demasiado generoso. En realidad es una pista trazada en el hielo. Una vez que se ha tomado tierra, hay que monitorear el avión para procurar que no se hunda más de quince pulgadas en el hielo. De lo contrario, no podrá volver a despegar.
En Nepal. En este aeropuerto todo son inconvenientes. Está rodeado de montaña, la pista solo tiene 450 metros de longitud, está en pendiente, al borde de un acantliado y encima acaba frente a un muro.
En Los Alpes franceses. Sólo pilotos con una certificación especial en este lugar, que se caracteriza por tener una de las pocas pistas onduladas que hay en el mundo.
En Escocia. Destaca por ser la única pista oficial de aterrizaje del mundo situada en una playa.