States of mind es el título de una nueva exposición que puede visitarse en la Wellcome collection de Londres, y que repasa cómo algunos artistas han tratado de penetrar en el cerebro humano para plasmar sus misterios. Fenómenos cómo la parálisis del sueño, la sinestesia, o la manera en que las anestesias afectan a nuestra mente, son representados de manera simbólica en las obras que forman esta apasionante muestra.
Separarse del propio cuerpo
La experiencias extracorpóreas tales como los viajes astrales, son en realidad alucinaciones provocadas por pequeños desajustes de la química cerebral. Este grabado, titulado The grave, dibujado por Robert Blair, muestra el alma de una doncella abandonando temporalmente su forma humana.
Los espíritus que paralizaban tu sueño
Se da el nombre de parálisis del sueño al trastorno que sucede durante el tránsito entre el sueño y la vigilia, y que provoca que la persona esté incapacitada temporalmente para moverse.
Durante siglos, se pensó que ese fenómeno era causado por espíritus malignos conocidos cómo íncubos y súcubos, que aprovechaban incluso para abusar sexualmente de sus víctimas humanas.
Y esa creencia es lo que retrata este legendario grabado: La pesadilla, de Johann Heinrich Füssl.
Los efectos de la anestesia
Unos extraños seres manipulando con instrumental médico el cuerpo inerte de un hombre. De esta manera tan aterradora, simbolizó el artista R. Cooper los efectos de las anestesias en el cerebro humano.
La sinestesia es la capacidad de atribuir una sensación a un sentido que no le corresponde. Cómo, por ejemplo, vincular las letras con colores, tal y cómo hacía Vladimir Nabokov.
El autor de Lolita afirmaba que poseía un oído coloreado y, como ejemplo de ello, explicaba que: «La ‘aaa’ larga del alfabeto inglés tiene para mí un tinte de madera envejecida a la intemperie, pero la ‘a’ francesa me recuerda al ébano pulido».
Y la imagen que aquí os mostramos es una de las ilustraciones que Jean Holabird realizó para plasmar el Alfabeto coloreado de Vladimir Nabokov.
Esta fotografía de A. R. Hopwood está inspirada en un experimento realizado en la década de 1990 por la psicóloga Elizabeth Loftus. La especialista logró implantar en la memoria del 25% de los voluntarios con los que trabajó un falso recuerdo, haciéndoles creer que, de niños, se habían perdido en un centro comercial.