Son muchísimas las cosas que hacen inolvidable una película. Y una de ellas es el vestuario que lucen las actrices. La historia del cine está repleta de diseños maravillosos, pero aquí os mostramos algunos de los que se han convertido en icónicos, por diversos motivos.
Dicen que Kate Winslet jamás lució más resplandeciente que con este vestido, diseñado por Deborah Lynn Scott, que fue premiada con un Oscar por su labor.
La tentación vive arriba (1955)
William Travilla fue el creador que Marilyn Monroe lucía en la escena más recordada de esta comedia de Billy Wilder. La imagen se hizo tan omnipresente que el diseñador llegó a odiar su propia creación de tanto verla, refiriéndose a ella como «that silly dress» (aquel estúpido vestido).
Lo que el viento se llevó (1939)
El vestido que el personaje de Vivien Leigh supuestamente se hacía con unas cortinas, era en realidad una creación del modisto William Plunkett.
Ningún vestido ha definido mejor la imagen de la mujer fatal, que esta creación del modisto Jean Louis, que lució de manera inmejorable la mítica Rita Hayworth.
Jacqueline Durran fue la creadora de este precioso vestido verde que llevaba Keira Knightley, y que ha sido elegido en varias encuestas cómo el más bello de la historia del cine.
Desayuno con diamantes (1964)
Audrey Hepburn tenía un modisto de cabecera, el gran Hubert de Givenchy. El fue quien diseñó este fascinante vestido de noche que la actriz lucía en la famosa película de Blake Edwards.
Julia Roberts se transfprmaba de prostituta callejera en princesa, gracias a este espectacular vestido de Nino Ceruti. Curiosamente, fue un diseño de última hora porque, inicialmente, estaba previsto que fuera otro de color negro.
Audrey Hepburn solo le fue infiel a Givenchy en una película. Y fue en este legendario musical de George Cukor, en el que vistió los sofisticados modelos del diseñador Cecil Beaton.