Los colombianos celebraron el Día Mundial de la Pereza el pasado 14 de agosto, cerrando así, como dicta la tradición, las Fiestas de la Industria, el Comercio y la Cultura. Se trata de una festividad que nació como contraposición al Día Mundial del Trabajo y que hoy día es considerado Patrimonio Inmaterial de Itagüí (Antioquia). La envidia por esta celebración o la insatisfacción de muchos llevó a un grupo de gente a pedir, a través de Facebook, que hoy se declarara el 18 de agosto como Día Mundial de la Pereza.

El psicoterapista Kalman Glantz dijo que la pereza surgió cuando el hombre comenzó a planear su futuro. Hace miles de años, cuando la consecución de comida o relaciones sexuales se volvió más compleja, los planes a corto plazo se quedaron obsoletos. Planear el futuro pasó a convertirse en una alternativa que dejaba de amenazar la supervivencia. Pero realizar el doble de actividades le llevó, como contrapartida, a descubrir actividades como la procrastinación o el «modo sofá».

Estudios más recientes apuntan a un origen genético de la pereza. Investigadores de la Universidad de McMaster (Canadá), demostraron a partir de un experimento con ratones que este estado podría estar relacionado con la ausencia de actividad de unos genes clave. Éstos, relacionados con el fortalecimiento de los músculos y el control del complejo enzimático AMPK, podrían explicar por qué a veces (o de forma crónica) somos adictos al sofá.

«A medida que eliminamos la actividad de nuestras vidas gracias a la tecnología emergente, el nivel base de acondicionamiento de la población está disminuyendo, lo que se traduce en una reducción de las mitocondrias en los músculos de las personas. Esto a su vez hace que sea mucho más difícil que la gente comience a hacer ejercicio», explica Gregory Steinberg, profesor asociado de medicina en el Michael G. DeGroote School of Medicine y autor principal del estudio.

La pereza tiene, sin embargo, sus peculiaridades ventajas. Aquí os las enseñamos.

1. Una siesta se traduce en menos medicamentos

«Un sueño al día es un hábito que es casi privilegiado en una cultura de trabajo de 9:00 a 17:00 y una rutina diaria intensa. Sin embargo, la verdadera pregunta con respecto a este hábito es, ¿Es solo una costumbre o es realmente beneficiosa?”, se pregunta el doctor Manolis Kallisratos, un cardiólogo del Hospital Asklepieion Voula (Atenas). 


Es bien sabido que una siesta al día puede recargarnos las pilas. Según el estudio que presentó Kallisratos en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología el año pasado, reduce la presión sanguínea. Este hecho se traduce, según los investigadores, en menos recetas contra la hipertensión arterial para casos de diabetes, cardiopatías o problemas cerebrovasculares.

Fotografía: Mitchel Jones

 

2. Mejor crecimiento

Es habitual pasar un alto porcentaje de la adolescencia en modo hibernación. Algunos médicos incluso aconsejan el largo descanso para optimizar el complejo crecimiento al que se enfrentan los jóvenes.

Es impresionante cómo se acepta e incluso se institucionaliza la parodia y la demonización. Nos reímos de cosas que deberían ser normales en los adolescentes mientras que las aceptamos en otros momentos de la vida”, explica Sarah-Jayne Blakemore, una neuróloga que encabezó un estudio donde observaron qué partes del cerebro se activan cuando un adolescente se siente perezoso. Curiosamente, aquellas relacionadas con los cambios emocionales y hormonales de esta edad.

Fotografía: Pixabay

3. Eficiencia

Según dijo en una ocasión Bill Gates, en Microsoft encajaba mucho mejor el perfil de un perezoso para las actividades difíciles, que el de un amante de las soluciones rápidas. Esto, argumentaba, se debe a que la velocidad suele ir reñida con la eficiencia y la persecución de un logro a toda costa puede llevarnos a no fijarnos en el mejor camino.

Fotografía: Stockphoto/Izabela Habur

4. Refrescar las ideas

Según un estudio de la Universidad de Stanford, en épocas de exámenes el trabajo duro e ininterrumpido pueden ser grandes enemigos de la retención de conocimientos. Ese ‘algo’ que te pide un descanso puede ser un mecanismo psicológico para que la propia mente se tome un respiro y recargue las pilas.

Fotografía: Pixabay

5. Creatividad

Según un estudio de la Universidad de Minnesota, una vida más relajada y despreocupada con respecto a la actividad se traduce en una mayor habilidad para ser creativo en momentos cruciales de la vida. La investigación se basa en la siguiente premisa: “Los ambientes ordenados conducen a la gente hacia la tradición y la convención, mientras que los ambientes desordenados animan a romper con ellas».

Imagen: ‘Perezosa’, de Daniel Hernández Morillo

6. Óptima para el procesamiento inconsciente

Esta visión se ha desarrollado con la exploración del inconsciente, además de encontrarse respaldada por una breve tradición académica. Unos investigadores de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos) se dedicaron a observar las regiones cerebrales encargadas de tomar las decisiones cuando el cerebro está sometido a diversas tareas.

El estudio demostró, por ejemplo, que mientras que el aprendizaje y la toma de decisiones se potencian en la parte preconsciente (donde pensamos de manera deliberada), el inconsciente está relacionado con tareas más profundas como la memorización o la producción de ideas. Es por esta razón por la que no pensar mucho (o nada), como ya dictó en su momento la tradición budista, puede ayudarnos a ser más intuitivos.

Fotografía: Pixabay

7. Perfeccionismo

La procrastrinación o arte para dejar las cosas para después tiene un vínculo psicológico con el perfeccionismo. El esfuerzo dedicado a la perfección se basa en que la imperfección es inaceptable, razón que nos conduce hacia logros y motivación para perseverar. Sin embargo, frases como “No puedo comenzar mi proyecto hasta que sepa la manera correcta de hacerlo” y el autodesprecio, pueden vincular estas dos ideas.

Fotografía: Andrew Shiva

 

8. Ideal para actividades repetitivas

Esta postura la sostuvo Erich von Manstein, un militar alemán de la Segunda Guerra Mundial que ha sido considerado uno de los precursores de la mentalidad empresarial del siglo XXI. Él encontraba la pereza, junto a la estupidez, dos de los estados más favorables a actividades repetitivas donde los trabajadores se encontraran exhaustos y no tuvieran una voluntad interior de aumentar su actividad.

Fotografía: Getty

 

9. Inteligencia

Es uno de los hallazgos más recientes, aunque todavía no es concluyente. Las personas con un alto coeficiente intelectual tienden menos a aburrirse y son capaces de permanecer por más tiempo divagando en el ecosistema de su mente. A partir de un experimento en deportistas, unos investigadores de la Universidad de Gulf Coast (Florida), señalaron hacia una mayor actividad de lunes a viernes cuando se dedica menos tiempo a cuestiones que nos roban energía mental.

Fotografía: Creative Commons (Flickr | Preston Rhea)

10. Los perezosos son supervivientes en el mundo de las hormigas

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, las sociedades diminutas de insectos están llenas de trabajadores inactivos. Mientras que los grandes esfuerzos de producción llevan a actividades exhaustas que amenazan la salud, la presencia de pequeños ‘gandules’ mantiene estable la población, especialmente en los hormigueros.

Fotografía: William Cho