El nombre de Gene Wilder es sinónimo de risas y diversión. Su carrera, ligada a la de otras figuras como Mel Brooks o Richard Pryor, le convirtió en uno de los cómicos más admirados de los años 70 y 80. Ahora, con motivo de su muerte, recordamos sus mejores películas.
Un mundo de fantasía (1971)
Varias décadas antes de que Tim Burton dirigiera Charlie y la fábrica de chocolate, Wilder ya interpretó al personaje de Willy Wonka en esta primera adaptación de la novela de Roald Dahl.
Warren Beatty y Faye Dunaway fueron los protagonistas de esta mítica película de gangsters. Pero Gene Wilder realizó en la misma una colaboración especial, en la escena más humorística del filme. interpretaba a un funerario gafe que era secuestrado por la banda de Bonnie and Clyde, experimentando un curioso síndrome de Estocolmo.
El rabino y el psitolero (1979)
Una de las mayores rarezas de su carrera fue este curioso western en clave de comedia, dirigido por el gran Robert Aldrich (Doce del patíbulo, ¿Qué fue de Baby Jane?…).
Wilder interpretaba a un rabino polaco que debe atravesar el oeste para llevar un candelabro de oro a la sinagoga de San Francisco. En su peripecia le acompañará un pistolero encarnado ni más ni menos que por un joven Harrison Ford.
Una d elas comedias más exitosas de los años 80. En su momento arrasó en las taquillas de todo el mundo, gracias en parte a la banda sonroa de Stewie Wonder, y a la belleza de Kelly LeBrock.
El expreso de Chicago (1976)
Esta fue probablemente una de sus mejores comedias. Una deliciosa trama de intriga en clave de humor, en la que Wilder coincidió por primera vez con Richard Pryor, con quien rodaría cuatro filmes.
La escena en la que Wilder tiene que hacerse pasar por negro es realmente tronchante.
No me chilles que no te veo (1989)
Este fue su último éxito de taquilla. una delirante cintas en la que Wilder y su colega Richard Pryor encarnaban a un sordo y un ciego que se convierten en los únicos testigos de un crimen.
El jovencito Frankenstein (1974)
Probablemente, su película más famosa, y la tercera que rodó a las órdenes de Mel Brooks (la sotras dos fueron Los productores y Sillas de montar calientes).
El filme está lleno de gags realmente memorables, pero destaca sobre todo por el mimo y la delicadeza con la que recrea en blanco y negro la atmósfera de la versión original de Frankenstein.
¿O era Fronkonstin?