Nuevo equipo para emergencias lunares
Cuando un explorador pierde su movilidad, lo más natural es que su compañero acuda a él y lo transporte a lugar seguro. Pero la historia se complica si el percance tiene lugar entre astronautas en otro cuerpo celeste. Sus trajes espaciales limitan de tal forma sus movimientos que les resultará prácticamente imposible poner a salvo a otros.
Para solventar la situación, la empresa holandesa HAL-3 Projects ha diseñado un nuevo equipo de rescate en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA). Cuatro brazos plegables se abren en forma de pirámide sobre el astronauta accidentado, lo levantan con un juego de poleas y lo colocan sobre una camilla con ruedas. El rescatador puede mover esta con facilidad tirando de ella y trasladar así a su compañero hasta la base. El llamado Sistema de Dispositivos de Evacuación Lunar (LESA por sus siglas en inglés) ha pasado su prueba de fuego durante la misión de entrenamiento NEEMO-22, desarrollada en el hábitat Aquarius, en Florida. Ese entorno submarino simula la baja gravedad de Marte o la Luna.
Cómo saber si llama un alien
Una misteriosa señal ha traído de cabeza a astrofísicos de todo el mundo. En el observatorio de la Universidad de Puerto Rico captaron recientemente un patrón de ondas de radio único. Parecía provenir de una pequeña estrella conocida como Ross 128, a solo 11 años luz de nosotros. Finalmente, concluyeron que el origen no era extraterrestre. ¿Cómo? Partieron de la base habitual: una transmisión alienígena es siempre la última opción posible. Primero analizaron las ondas de radio, pero no lograron determinar su origen. Luego recurrieron al SETI (el pro a de búsqueda de inteligencia extraterrestre) y encontraron la fuente. La estrella Ross 128 está ubicada en un lugar donde triangulan varios satélites geoestacionarios, lo que provocaba una señal con pulsos de banda ancha, no polarizados, que se repetían de forma periódica y parecía ser producida por una fuente lejana con un patrón desconocido hasta ahora.
Si quieres ir al espacio, empieza por los pies
Llegar a la estratosfera es una aventura tan fascinante como fresquita. Pero dos empresas españolas se han aliado para mantener cálido el entusiasmo de los turistas espaciales. A base de calcetines.Los futuros clientes en los vuelos suborbitales que está proyectando Zero 2 Infinity irán pertrechados con unas prendas especiales diseñadas por los canarios SOCK’M. Sus Space Socks combinarán la absorción de la lana o el algodón con la elasticidad de la licra y las propiedades antiestáticas de los hilos de plata y cobre. Todo ello con buen grosor y recubierto con un tratamiento ignífugo. Para ir abriendo boca hasta que lleguen los vuelos en 2019, ya ofrecen unos calcetines de algodón con diseño espacial
en www.sockm.com a 10 € la pareja.
Llega la tienda autónoma
No tiene caja, el dependiente es un holograma y está abierta 24 horas, todo el año. La evolución definitiva del carrito de los helados se ha estrenado en las calles de Shanghái. Entrar en la tienda, coger lo que necesitas e irte, sin más, no es robar. Al menos, no lo es para los creadores de Moby Mart, el establecimiento que promete ahorrarte unas cuantas visitas al local yendo él mismo a tu encuentro. ¿Es demasiado bueno para ser cierto? No. ¿Hay truco? Sí: necesitas un teléfono móvil y estar registrado en una app para entrar y, por supuesto, pagar tu compra. Como el cliente escanea los productos con su terminal, la compra se carga en su cuenta cuando una serie de sensores detectan que se marcha. Y la inteligencia artificial del dependiente, un holograma llamado Hol que le saluda a la entrada, recuerda sus hábitos de compra para no olvidarse de reponer sus productos favoritos.
La tienda se ha puesto a prueba en Shanghái (China) con la idea de vender pan, todo tipo de bebidas, revistas, aperitivos… hasta medicinas. Y si no tiene lo que necesitas, Hol lo encarga y lo pone en una especie de buzón donde puedes recogerlo. Si te parece increíble, atento a las novedades previstas para el año que viene.
Curiosity aprueba en agudezavisual
Una de las labores del robot marciano Curiosity es detectar muestras de suelo y rocas de especial interés científico. Se ayuda para ello de su gran ojo: la cámara ChemCam. Con él registra una inmensa cantidad de datos sobre los materiales que observa. Lo malo es que el sistema de comunicación con la Tierra no permite enviarlos todos.
Por eso resulta esencial que el robot seleccione allí mismo la información más relevante. La responsabilidad de ese cribado recae sobre un programa informático instalado en la máquina: el AEGIS (siglas en inglés de Exploración Autónoma para Recogida Científica Incrementada). Un estudio encabezado por Raymond Francis ha evaluado su rendimiento y parece que mereció la pena instalarlo.
Su tasa de acierto para identificar el mejor material entre las fotos tomadas por ChemCam es del 93 %. En solo una fracción de segundo puede resaltar los mejores objetivos en un terreno de 2,5 kilómetros.