Usando un juego online en el que crean sus propios bulos se consigue que las personas sean más críticas con las fake news en Internet
Las noticias falsas son un problema global. Empresas multinacionales como la famosa Cambridge Analitica se dedican a publicar desinformación en redes sociales para alterar los resultados de las elecciones, enviando bulos a las personas más susceptibles.
El Foro Económico Mundial considera las fake news una amenaza global, y la UNESCO insite en que los ciudadanos de todos los países necesitan cada vez más conocimientos y capacidad crítica para distinguirlas.
Los seres humanos son terribles a la hora de distinguir un bulo en Internet. Los estudios indican que solo aciertan la mitad de las veces, lo mismo que si lo hicieran al azar. Sin embargo, los programas de inteligencia artificial son capaces de distinguir las noticias falsas un 75% del tiempo.
Pero de poco sirve detectar los bulos si las personas se los creen. Presentar pruebas de la falsedad de estas noticias no tiene buenos resultados. Una vez que alguien se ha creído un bulo es muy difícil convencerlos de lo contrario. Las fake news funcionan como un virus que infecta el cerebro. Entonces ¿por qué no encontrar una vacuna?
Esto es lo que ha probado un estudio publicado en el Harvard Kennedy School Misinformation Review. Cuando se proporciona a las personas una pequeña dosis de falsedades, fáciles de desmentir, y se les explica cómo funciona la manipulación en redes sociales, luego están más preparadas para resistirse a las noticias falsas en Internet.
Este proceso se denomina «prebunking» (un juego de palabras con «debunking», refutar), y en el estudio se lleva a cabo mediante un juego llamado, adecuadamente, Fake News.
En el juego los voluntarios tenían que ponerse en la piel de un creador de bulos, y encontrar la mejor forma de que sus propias noticias falsas fueran más efectivas. Después de jugar, fueron capaces de identificar los intentos de manipulación en Twitter con más facilidad. El sistema se ha probado en diferentes idiomas (inglés, alemán, polaco y sueco), y los resultados son similares. Los investigadores creen que de esta forma el cerebro genera «anticuerpos mentales» que lo protegen de los bulos.