Desde que comenzó el estado de alarma provocado por la COVID-19, para la gran mayoría de los menores de edad, la única interacción que tienen con sus compañeros es a través de un teléfono  móvil, una consola o una tableta. Este aumento del tiempo en el uso de las pantallas (según el operador telefónico Verizon habría aumentado un 75% ) ha llevado a expertos a preguntarse si podría también producirse un aumento en los casos de ciberacoso.

Dorothy Espelage es profesora de Educación en la Universidad de Carolina del Norte. Lleva en su campo más de 25 años y sus investigaciones han permitido desarrollar nuevas leyes y programas de intervención dirigidas a reducir el acoso escolar y el suicidio en adolescentes. De hecho, Espelage es parte del comité asesor tanto del Congreso como del Senado estadounidense en lo que respecta a la prevención del acoso escolar y los problemas de seguridad escolar.

Con el objetivo de aclarar las posibles consecuencias, Espelage ha respondido algunas preguntas claves que permiten no solo identificar el riesgo de estas conductas, sino también si nuestros hijos las sufren. O las provocan.

 ¿Existe un mayor riesgo de ciberacoso para niños y adolescentes mientras practican el distanciamiento físico?

“Hay razones para creer que los menores interactuarán más a través de las redes sociales y los espacios de juego mientras se distancian socialmente en casa – señala Espelage –. Y es probable que haya momentos en que tengan conflictos. Esos conflictos pueden conducir a la agresión social o al rechazo que finalmente conducen al aislamiento. Pero sin datos no podemos decir que habrá un aumento en el ciberacoso”.

 ¿Limitar el tiempo frente a la pantalla reduce las posibilidades de que mi hijo se encuentre en esta situación?

“Una forma segura de frenar el ciberacoso es limitar largos períodos de tiempo cuando los jóvenes juegan o usan las redes sociales – añade Espelage –. Una forma de hacerlo es asignar un tiempo alternativo a la pantalla cada día. Puede ser jugar juegos, hacer manualidades, proyectos de ciencias…”.

 

¿Cómo puedo saber si mi hijo está sufriendo acoso o si es uno de los que acosa a alguien?

“Hay signos reveladores que pueden alertarnos – explica Espelage –. ¿Tiene un comportamiento extremadamente irritable y siempre se produce cuando está conectado? Si es así, considere preguntar si se dijo o hizo algo en ese espacio que provocó este sentimiento.

 

¿Cómo se empieza esta conversación con un hijo o hija?

 “Hay que ser directo – concluye Espelage –.  Debe ser una conversación sobre el estrés y la ansiedad que están viviendo y explicar que si bien es cierto que se trata de una situación muy estresante, esto puede conducir a malentendidos con amigos y es probable que haya conflictos. Lo adecuado sería que hable con sus amigos también. No todos tienen los mismos tiempos para estar conectados y quienes menos horas tengan pueden sentirse excluidos y tener reacciones  agresivas”.