Esta imagen de un corazón verde la tomó el satélite Landsat en el extremo norte del Mar de Aral, en el núcleo de ese gran desierto que es Asia Central
Hoy, el ecosistema del Mar de Aral, que fue el cuarto lago más grande del mundo, está prácticamente destruido. El gran lago salado de Asia ya no existe. La parte cubierta por agua no llega ni al 10%. Este declive es tan importante que incluso Ban Ki-moon, el que fue secretario de las Naciones Unidos, reconoció que estamos ante uno de los desastres medioambientales más importantes del mundo.
Las consecuencias han llevado a la ruina a la pesca local y con ello a la principal fuente económica de la región.
Los satélites Landsat, en órbita desde 1972, dan la vuelta al planeta en 99 minutos y gracias a sus imágenes, de gran detalle, se pueden vigilar cultivos, evaluar daños causados por incendios o inundaciones y hacer un seguimiento de costas y glaciares. Observan y evalúan todo lo que vamos perdiendo.
“El Landsat-8 puede describir el impacto humano sobre la Tierra y el impacto de la Tierra en la humanidad, que es vital para el alojamiento de 7 millones de personas en nuestro planeta», explicaba el director del proyecto, Ken Schwer.
Hoy, una ola de corazones verdes llenan las redes sociales. La plataforma #PlanDeChoqueSocial impulsa la campaña ‘Pinto un corazón verde’ para reivindicar unos servicios 100 % públicos, universales y de calidad profundamente erosionados.
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