Muchos años antes de que nuestros antepasados dominaran el fuego, pudieron cocinar sus alimentos utilizando aguas termales según un nuevo hallazgo
Esta es la hipótesis de un nuevo hallazgo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
En un desfiladero de Olduvai, en el norte de Tanzania, se han encontrado restos de los que pudieron ser los primeros humanos. Allí se han descubierto fósiles de homínidos que existieron hace 1,8 millones de años. Y ahora acaban de encontrar pruebas de la existencia de aguas termales próximas a los asentamientos.
Fue mucho después, hace 790.000 años, cuando Homo eréctus consiguió controlar el fuego. La hipótesis de este estudio es que, antes de que eso ocurriera, pudieron hervir tubérculos para hacerlos más digeribles, e incluso la carne de la caza aprovechando el agua caliente que manaba de la tierra.
En la región de Oduvai se han conservado muchos fósiles y herramientas de piedra, lo que indica que aquellos primeros humanos se asentaron y cazaron allí.
Ahora el equipo dirigido por investigadores del MIT y la Universidad de Alcalá en España ha descubierto pruebas de que en ese desfiladero de Olduvai y en esa época hubo fuentes termales, cerca de los primeros asentamientos arqueológicos humanos.
La proximidad de estas fuentes hidrotermales plantea la posibilidad de que los primeros humanos pudieran haberlas utilizado como un recurso para cocinar, por ejemplo para hervir la carne de la caza, mucho antes de que dominaran el fuego.
El Proyecto de Paleoantropología y Paleoecología de Olduvai trabaja en una capa de 3 kilómetros de largo de roca expuesta que fue depositada hace alrededor de 1,7 millones de años.
«Algo estaba cambiando en el medio ambiente, así que queríamos entender lo que sucedió y cómo eso impactó a los humanos», dice Ainara Sistiaga, líder de la investigación. Inicialmente había planeado analizar los sedimentos para ver cómo el paisaje cambiaba en respuesta al clima y cómo estos cambios pueden haber afectado la forma en que los primeros humanos vivieron en la región.
Se cree que hace alrededor de 1,7 millones de años, África Oriental sufrió una aridificación gradual, pasando de un clima más húmedo y poblado de árboles a un terreno más seco y con más pasto.
En el estudio de esos sedimentos encontraron compuestos totalmente inesperados: lípidos producidos no por plantas, sino por una bacteria moderna que habían sido estudiadas previamente en los Estados Unidos, en las fuentes termales del Parque Nacional de Yellowstone.
Thermocrinis ruber, es un organismo hipertermófilo que sólo prosperará en aguas muy calientes, como las que se encuentran en los canales de salida de las aguas termales en ebullición. Ni siquiera crecería a menos que la temperatura esté por encima de los 80 grados centígrados.
Algunas de las muestras de Olduvai tenían estos mismos conjuntos de lípidos bacterianos que son inequívocamente indicativos de agua a alta temperatura.
Según Sistiaga, el desfiladero de Olduvai es una región tectónica geológicamente que tuvo volcanes activos durante millones de años.
El lugar donde se recogieron estos sedimentos se encuentra junto a los primeros asentamientos humanos, donde se encuentran herramientas de piedra y huesos de animales.
También pudo ocurrir que aprovecharan animales que cayeran a las aguas termales como comida precocinada
Con todo esto, los investigadores concluyen que es posible que las fuentes termales cercanas hayan permitido a los homininos cocinar alimentos como carne, ciertos tubérculos y raíces. También pudo ocurrir que aprovecharan animales que cayeran a las aguas termales como comida precocinada.
«Si hubiera un ñu que cayera al agua y se cocinara, ¿por qué no te lo comerías?», dice Sistiaga.
Los investigadores proponen buscar la presencia de aguas termales en otros yacimientos del mundo donde se asentaran nuestros antepasados. Si hubiera otras coincidencias, se podría confirmar la hipótesis de que las buscaran especialmente para cocinar sus alimentos.