Las mujeres, y en especial las que son madres, han dedicado más tiempo que los hombres a las tareas domésticas durante el confinamiento, y esto repercute en su bienestar
La pandemia de COVID-19 ha alterado nuestra forma de pasar el tiempo. Debido a los confinamientos pasamos más tiempo en casa, donde las tareas domésticas siguen pendientes. Esto es algo que no ha cambiado.
Fregar, barrer o pasar el aspirador, hacer la colada, limpiar los baños y, donde los haya, cuidar a los niños, o hacerles de comer son tareas que se distribuyen de forma desigual entre hombres y mujeres. En una encuesta realizada a más de 31.000 personas de Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Brasil y España, se han encontrado diferencias de género en el uso del tiempo y la división de estas responsabilidades durante la pandemia.
El estudio, llevado a cabo por investigadoras de la Business School de Londres y la de Harvard, muestra que las mujeres, sobre todo las que son madres, han sido quienes se han ocupado de la mayoría de las tareas y ello ha influido en que se sientan menos felices.
Cómo afectan las tareas domésticas a la felicidad
Desde que empezaron los confinamientos, las mujeres han seguido realizando la mayor parte del trabajo doméstico. Esto ocurre incluso cuando los dos individuos de la pareja trabajan desde casa.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas en abril de 2020 ya advertía de que las mujeres serían las peor paradas tras la pandemia: “En todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, pasando por la seguridad y la protección social, las repercusiones del COVID-19 se agravan en el caso de las mujeres y las niñas simplemente en virtud de su sexo”.
En lo que a las tareas domésticas respecta, las investigadoras de Harvard y Londres pidieron a los participantes que respondiesen a dos cuestiones: su nivel de satisfacción vital y el tiempo que dedicaban a diversas actividades en un día normal durante la pandemia.
Las mujeres que más trabajaban eran menos felices
Del conjunto de encuestados, el 56% eran mujeres y de ellas, el 33% madres. Los resultados de las encuestas revelaron que cuanto más trabajaban las mujeres, menos felices eran.
Cada vez hay más datos sobre la relación entre el uso del tiempo y la felicidad. Un estudio también llevado a cabo por la Business School de Londres y la de Harvard, reveló que la escasez de tiempo está relacionada con un menor bienestar, peor salud física y menos productividad.
En este estudio se comprobó que, principalmente, las mujeres con pocos ingresos dedican la mayor parte de su tiempo a cumplir con obligaciones como las tareas domésticas o el cuidado de los niños y personas mayores. Esto genera que dispongan de menos tiempo para el ocio lo que, según el estudio, podría promover una mayor felicidad. Entre el ocio también se consideraban actividades como socializar o hacer ejercicio.
El reparto de las tareas domésticas
En un estudio de la Universidad Estatal de Ball en Indiana, EE UU, llevado a cabo durante la pandemia, se comprobó que ha aumentado el número de familias que se reparten las tareas. Sin embargo, las mujeres siguen haciendo la mayoría de ellas.
A los investigadores de Ball también les pareció que la percepción de las tareas realizadas es diferente entre hombre y mujeres. Se descubrió, por ejemplo, que mientras el 42% de los padres decían que habían dado un paso adelante para ayudar con las tareas domésticas, sólo el 25% de las madres estaban de acuerdo.
https://quo.eldiario.es/ser-humano/q2103341614/hombres-mujeres-tareas-hogar-igualdad/
En España ha ocurrido lo mismo durante la cuarentena. Por ejemplo, la Encuesta Social 2020, revelaba que, en las familias andaluzas, el 52% de las mujeres se dedicaban a actividades como fregar, planchar o hacer la comida de forma habitual o siempre, mientras que solo un 5,8% de los hombres lo hacían.
El que la mujer se encargue de las tareas domésticas no es nada nuevo. La división sexual en el trabajo viene principalmente condicionada por la construcción simbólica de los roles de género tradicionales. Cuestiones como la disponibilidad de tiempo y los ingresos también parecían excusar que sea la mujer quien se ocupaba de la casa.
Según las investigadoras de Londres y Harvard, las soluciones en el reparto de las tareas pasan por cambios sociales más amplios. Sobre todo, políticas laborales que permitan a los padres dedicar más tiempo a sus hijos y medidas gubernamentales que ayuden a pagar el cuidado de los niños.
Al mismo tiempo, aconsejan que las personas que están sobrecargadas de trabajo hagan pequeños y sencillos cambios en sus actividades diarias. Por ejemplo, salir a dar un paseo de 15 minutos o sentarse a tomar una taza de té sin prestar atención a otras labores.
También apuntan que no todas las tareas tienen que realizarse en un mismo momento. Por otro lado, indican que el paso más importante para que exista un modelo igualitario en la relación conyugal, es que exista una buena comunicación.
REFERENCIAS
A multicountry perspective on gender differences in time use during COVID-19
The Impact of COVID-19 on Women
Pues dependerá de qué mujer, supongo.
Es menos duro para «el hombre»? Pues también; dependerá de qué hombre.
A veces uno se harta de tanto estereotipo. Este enfoque generalista «hombre Vs. mujer» puede resultar muy socorrido para llamar la atención del lector con sesudos estudios científicos o sociológicos, pero a veces no nos beneficia.