¿Realmente son obra de los neandertales? Las pinturas rupestres de la cueva de Ardales (Málaga) datadas en hace más de 45.000 años son el epicentro de un encendido debate sobre el origen de nuestra especie
(Viñeta superior de Ángel Idígoras)
La antigüedad de las pinturas cuestiona el relato oficial sobre el viaje de los Homo sapiens desde su cuna en África.
Y, si se admite que son obra de neandertales, hay que asumir que la especie tenía un pensamiento abstracto y simbólico, algo poco probado: ¿Estaríamos ante un código con mensajes neandertales que quizá un día podamos descifrar?
Pedro Cantalejo, Director del Área de Patrimonio Natural e Histórico del Ayuntamiento de Ardales (Málaga), nos da las claves por las que los numerosos trazos de ocre pintados con las yemas de los dedos en el interior de la gruta, hace hasta 65.000 años, no encajan en el érase una vez oficial del Homo sapiens.
Más de mil motivos pintados o grabados con ocre
El viaje es largo, sumamente largo. Una vez que uno desciende la escalera al interior de la cueva de Ardales, se adentra en una cápsula del tiempo inalterada. Es una de las cuevas pintadas del Paleolítico más ricas y mejor conservadas del suroeste de Europa, con una extraordinaria colección de más de mil motivos pintados o grabados durante un periodo no inferior a cincuenta mil años.
Los habitantes de la cueva, o sus visitantes esporádicos, marcaron con óxido de hierro (rojo), aplicados directamente con las yemas de los dedos, paredes, y conjuntos de estalactitas, estalagmitas y columnas de la gran sala de las Estrellas y todas las galerías adyacentes. Son más de cuarenta lugares los que recibieron este marcado no figurativo.
Primero hubo que demostrar que eran obra humana, y no el resultado de la afloración natural del ocre en las cuevas. El estudio publicado recientemente en PNAS, demuestra que el óxido de hierro rojo vino de fuera, alguien lo tuvo que poner ahí.
Una vez resuelto y probado que son obra humana, el dilema se hace más espinoso.
El primer melón: la datación de las pinturas no encaja con Homo sapiens
El estudio publicado en 2018 mostraba que las pinturas en tres yacimientos de cuevas en la Península Ibérica, un motivo lineal rojo en la Cueva de La Pasiega, una silueta aerografiada en rojo de una mano izquierda en la Cueva de Maltravieso y los espeleotemas pintados de rojo en la Cueva de Ardales, se crearon hace hasta 64.000 años.
Estas pinturas rupestres son las más antiguas hasta el momento y son anteriores, al menos 20.000 años, a la llegada (oficial) de los humanos modernos a Europa. Si los Homo sapiens no estaban aún aquí, solo podría ser obra de Neandertales, reconocidos pobladores de la península en ese momento. Sin embargo, Pedro Cantalejo tiene una versión alternativa de los hechos:
«Nosotros defendemos que los Homo sapiens pudieron cruzar por el estrecho de Gibraltar, y por tanto, sí pudieron estar en la península cuando pintaron la cueva de Ardales”
“Cuando datamos las pinturas, aparecieron cronologías de más de 45 mil años hasta 65 mil. En este periodo de tiempo, la paleo historia más ortodoxa afirma que no había Homo sapiens en la Península Ibérica. Por tanto, según el dogma, las yemas de los dedos que colorearon con ocre las paredes de la gruta, solo podrían ser de neandertales. Todo esto, según la versión anglosajona de nuestros orígenes. Los investigadores anglosajones nos han considerado siempre el confín de Europa respecto a los Homo sapiens, con la Península Ibérica como el último sitio al que llegaron. Sin embargo, nosotros defendemos que los Homo sapiens pudieron cruzar por el estrecho de Gibraltar, y por tanto, sí pudieron estar en la península cuando pintaron la cueva de Ardales”.
La controversia del paso por el Estrecho
Pedro Cantalejo continúa explicando que “el lugar donde se ha constatado la presencia de Homo sapiens más antiguo hasta la fecha es Israel, en fechas muy anteriores a hace 45.000 años. Y se ha demostrado su migración hacia Asia, y después en un viaje hacia Europa, para llegar finalmente a la Península Ibérica”. Si fuera así, nunca habrían podido pintar Ardales hace más de 60.000 años.
Pero el viaje desde África de nuestros antepasados bien pudo ser otro. “Nosotros defendemos que los Homo sapiens entraron por el Estrecho de Gibraltar”, sostiene Cantalejo. “Hay sitios en el Norte de Marruecos, en Ceuta, y entre Tánger y Tetuán, con yacimientos de Homo sapiens de hace 100 mil años. Estaban al otro lado de la orilla. La nuestra, incluso podían verla. ¿Y mantienen que no la cruzaron? ¡Si incluso hay quien hoy la cruza a nado! ¿Cómo pueden aceptar que llegaron a la Polinesia y, sin embargo, que no cruzaron el Estrecho de Gibraltar?”.
Para Pedro Cantalejo es fundamental dar valor a la hipótesis del Estrecho: “Me parecería importantísimo que los próximos 25 años los dedicáramos a reivindicar el Estrecho como una vía de paso de los sapiens, y no como una barrera. Deberíamos investigar el papel que jugó como puente para entrar en Europa de los primeros Homo sapiens”
Una reciente simulación por ordenador en la que ha participado el CENIEH, muestra que el paso por el Estrecho fue una posibilidad real.
No hay restos fósiles que demuestren la presencia por entonces de los nuestros en la Península, pero sí trazos en ocre en numerosas grutas, no solo en Ardales.
“La paleohistoria del arte es por ahora terreno privado de los franceses. Hasta ahora, el arte prehistórico figurativo relevante está considerado el del Sur de Francia y el de la Cornisa Cantábrica en España (con Altamira como máximo exponente). Sin embargo, hay numerosas manifestaciones de arte no figurativo en lo que llamamos el contexto periférico, como Málaga, o las cuevas de Maltravieso, en Cáceres, en las que se ven patrones de manchas y manos”.
Las pinturas de la cueva de Ardales ¿Pueden considerarse las primeras obras de arte? “Son manifestaciones gráficas. No nos gusta llamarle arte, aunque la receta de ese pigmento se sigue usando en arte hoy: hierro como mineral, con el agua como aglutinante, provocando algo muy parecido a la acuarela, como los interiores rojos de los bisontes de Altamira”.
Si no son arte, ¿qué son? “Para mí son un código. Quienes lo hicieron indicaron algo que era realmente importante para ellos”.
El siguiente melón: los neandertales ¿pintaban?
La base para atribuir a los neandertales las pinturas de la cueva de Ardales es la expuesta hasta ahora. En ese periodo, ellos sí habitaron la Península Ibérica. De hecho, muchos investigadores consideran que este fue su último refugio antes de extinguirse. Sin embargo, de nuevo hay algo que no encaja.
Los humanos conocemos el fuego desde hace más de un millón de años. Los pintores de la cueva de Ardales pudieron haber llevado antorchas encendidas mientras avanzaban descalzos hacia el interior en la cueva resbaladiza.
Llenar las paredes de Ardales con sus indescifrables signos en ocre fue realmente un desafío que relata Pedro Cantalejo: “Me imagino en el Paleolítico, hace 65 mil años. Para entrar en la cueva, necesitaban grasa de animal y una mecha para encender una lámpara, toda una logística imprescindible para no quedarse sin luz en una cueva tan gigante. Para poder hacer marcas, necesitaba llevar un pigmento machacado, y ese polvo tenían que mezclarlo con agua para conseguir algo muy parecido a la acuarela. Todo eso tuvieron que llevarlo a tres cuartos de hora de la entrada de la cueva. Hoy, en el siglo XXI, llegar hasta ese punto con frontales, botas de montaña y las manos sueltas no es fácil. Ellos iban con una luz que con un estornudo la apagas. Con todo esto quiero decir que esas marcas debían tener mucha trascendencia para ellos. Están hechas con una intención indeleble, y llevan implícita una información que nosotros no podemos explicar”.
¿Fueron marcas topográficas, calendarios, juramentos, celebraciones o parte de rituales religiosos? “No podemos saberlo. Lo que sí sabemos es que fueron extremadamente importantes”, afirma Cantalejo.
Para Pedro Cantalejo las marcas en ocre de la cueva de Ardales son un sistema de signos, un código que hoy no tenemos herramientas para descifrar: “Mi opinión profesional y personal es que se trata de un sistema de marcado en el interior de la cueva, con una transcendencia, para informar. Una marca no se hace para uno, se hace para los demás, y están hechas con técnicas artísticas que reconocían como perdurables”.
¿Y podremos descifrarlas algún día? “No lo creo. Si son marcas hechas por neandertales, nuestro cerebro está programado de un modo distinto. Es como cuando trabajas con Windows y tratas de leer un programa de Mc. No hay manera”.
«La datación de estas pinturas apoya la opinión de que los neandertales desarrollaron una forma de arte rupestre más de 20.000 años antes de la aparición de la modernidad anatómica en Europa»
En este punto es cuando cabe la duda razonable de la autoría neandertal. La aparición del comportamiento simbólico en nuestro género es una cuestión controvertida. La datación de estas pinturas apoya la opinión de que los neandertales desarrollaron una forma de arte rupestre más de 20.000 años antes de la aparición de la modernidad anatómica en Europa.
Si este sistema de signos se les atribuye a ellos, directamente adquieren un pensamiento simbólico, una capacidad de abstracción que apenas se refleja en los hallazgos relacionados con sus comunidades. A día de hoy se discute enormemente si enterraban con rituales a los suyos o si elaboraban algún tipo de adorno.
Pero, si fuera así, si las pinturas de Ardales fuera obra neandertal, habría que considerar que otra especie, y no la nuestra, es la creadora del primer sistema de códigos de la humanidad. Si algún día somos capaces de descifrar esos signos, estaríamos leyendo algo que ocurrió en el planeta Tierra hace 65.000 años, algo que fue importante para una especie distinta a la nuestra, los neandertales.
La cueva de Ardales aún tiene partes inexploradas y cámaras por excavar. ¿Permanece aún enterrada la clave de la existencia prehumana y una respuesta al lugar de dónde venimos?
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