Las Fuerzas Aéreas de EEUU han adquirido 2.200 Play Station 3 para construir un superordenador con Linux, que servirá para investigar el desarrollo de sistemas de imagen de alta definición para radares.” Este anuncio, publicado en el sitio web del Gobierno Federal a finales de noviembre de 2009, fue reseñado por medios de todo el mundo. No era la primera vez. En 2008, un superordenador de IBM, el Roadrunner, alcanzó un nuevo récord (1.000 billones de cálculos por segundo) con un corazón híbrido compuesto por 12.960 chips procedentes de la videoconsola de Sony. Se confirmaba, así, una nueva tendencia con mucho futuro: el uso de gadgets de consumo y sus componentes con fines militares. Aunque hasta hace no mucho era exactamente al contrario. El sistema de navegación por satélite GPS, por ejemplo, fue diseñado para guiar los misiles hacia su objetivo. Años después, su evolución comercial se ha generalizado tanto que hasta el teléfono móvil más modesto lo trae “de serie”. ¿A qué se debe este cambio de dirección?
Armamento para una crisis
Según The Economist: “Los recortes en los presupuestos de Defensa y el desarrollo y aceleración de la industria de gadgets de consumo, son los responsables de este giro”. Tradicionalmente, los militares han desarrollado su propia tecnología. En primer lugar, porque suponía una ventaja táctica sobre el enemigo, y en segundo, porque al fin y al cabo de su fiabilidad dependían las vidas dede sus hombres en el campo de batalla. Ahora, el gran desarrollo tecnológico que incorporan los componentes de cualquiera de los dispositivos que tenemos en casa gozan de esa fiabilidad.
Un caso curioso, y que ilustra esta afirmación, es el del mando de la videoconsola XBox 360, que está siendo utilizado como interfaz para controlar un robot, el R-Gator, que está en activo en Irak y Afganistán como centinela. ¡Un robot de millones de dólares controlado con el mismo mando con el que tú juegas a Halo! Pues según T8Design, la empresa que ha adaptado el software de Microsoft para su uso militar, la idea surgió por la familiaridad que los soldados tienen con este dispositivo.
De hecho, en los campamentos de las zonas de conflicto los soldados disponen de videoconsolas donadas por Microsoft para usarlas en sus ratos de ocio. A diario, juegos como Medal of Honor y Call of Duty 4: Modern Warfare hacen las veces de entrenadores. Algunos de ellos, incluso, reproducen los paisajes que hay al otro lado de la alambrada de la base militar de un modo más que realista. En abril de 2009, por ejemplo, se abortó la comercialización de Seis días en Fallujah, un videojuego de Atomic Games, precisamente por su excesivo realismo. No en balde, los desarrolladores habían contado con el asesoramiento de soldados reales.
Por otra parte, si Gila tuviese que hablar con el enemigo hoy en día, seguro que utilizaría un iPhone. Porque si los smartphones y sus aplicaciones han sido una revolución en la vida civil, la vida castrense no se ha quedado atrás.
El ‘appstore’ del soldado
Según un informe publicado por Newsweek en abril: “El futuro de las comunicaciones militares requiere que cada soldado tenga un dispositivo electrónico que le permita mantenerse comunicado tanto con otras tropas como con sistemas de armamento y fuentes de inteligencia”. De hecho, los iPhone y iPod Touch que están funcionando ahora en Irak y Afganistán permiten hacer una foto de una zona y pedir información interesante como dónde encontrar agua, abastecimiento o si hay grupos de rebeldes localizados por el área. Todo esto gracias a una aplicación desarrollada para iPhone por la empresa Next Wave Systems.
Otra aplicación que están usando los marines de EEUU permite hacer una foto a un individuo, escribir un informe e incluir todo ello en una base de datos biométrica. Después, cualquier compañero podrá realizar una comprobación de un sospechoso en un momento. Y para rizar el rizo, el pasado 16 de diciembre, la empresa Raytheon presentó Tracker (Rastreador) aprovechando la Cumbre de Inteligencia de Combate de Tucson (EEUU). Se trata de una aplicación gracias a la que los soldados destinados en zonas de conflicto podrán tener información en tiempo real sobre dónde están sus compañeros y sus enemigos en cada momento.
Además, cada soldado podrá ir actualizando la aplicación, por ejemplo, con un campo de minas descubierto. De manera que cuando sus compañeros se acerquen a dicha zona su dispositivo les avisará y les salvará la vida.Y estos son solo algunos ejemplos de aplicaciones especialmente desarrolladas pensando en el ámbito militar.
Otras que cualquiera podemos comprar en la tienda iTunes, como Bullet, muy popular en EEUU por los amantes de las armas, también tienen una versión “profesional”. Esta aplicación permite a los francotiradores calcular el rango y la trayectoria de sus disparos con información actualizada de las condiciones meteorológicas de la zona. La versión civil de este programa cuesta 3 €, y la destinada a uso militar, que calcula hasta el efecto de Coriolis sobre la trayectoria de la bala, está disponible por solo 29,90 euros. ¿Qué empresa de desarrollo de tecnología militar podría competir con estos precios?
Cuestión de saldo
Según The Economist: «En el mercado de la electrónica de consumo, las empresas pueden recuperar lo invertido en I+D con la comercialización de sus productos en el bazar globlal. Sin embargo, los desarrolladores de tecnología específica para Defensa suelen fabricar solo una cantidad limitada de equipos diseñados para satisfacer las necesidades específicas de un cliente en particular. Las exportaciones pueden ayudar algo, pero cada país suele exigir sus propios cambios, por lo que los costes se incrementan más aún».
Las empresas de electrónica de consumo pueden permitirse el lujo de adoptar estrategias de precios agresivos para hacerse con la cuota de mercado, impensables en este otro sector. Por ejemplo, cuando se lanzó la PS3, Sony confesó que la vendía por debajo de su precio de coste.
La idea era captar la atención de los usuarios y después sacar beneficios por otro lado, como la venta de videojuegos exclusivos. ¿Alguien se imagina a un proveedor militar haciendo lo mismo? Solo con los costes que supondrían el desarrollo, las pruebas y la fabricación de un dispositivo electrónico inteligente militar se podrían comprar miles de iPhone. ¿Para que tirar el dinero?
Y no solo es cuestión de precio: los componentes de la PS3, por ejemplo, tienen tal capacidad que no existen productos desarrollados con fines militares que le hagan sombra. Algo que sucede también con otro producto tan comercial como una tarjeta gráfica NVIDIA. Según la empresa aeroespacial BAE Systems, que colabora con el Ministerio de Defensa británico, la última tarjeta de esta empresa, que cuesta 330 euros, es capaz de sustituir a equipos informáticos valorados en 33.000 euros destinados a la simulación militar.
La guerra en 3D
Esta tarjeta gráfica y unas gafas de 3D, ambas diseñadas en un principio para ser utilizadas en juegos de PC, serán posiblemente, los integrantes del sustituto del iPhone en el futuro. Así que, en breve, puede que veamos a los soldados dotados con gafas para visión en tres dimensiones en el campo de batalla.
[image id=»15686″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Entrenar jugando
Enredar las manos” es una expresión equivalente a “trabarse la lengua” en árabe. Para saber esto y no meter la pata con la población local, el Ejército estadounidense entrena a sus soldados con Tactical. Este es un videojuego con tintes de realidad virtual creado por la empresa Alelo y la Universidad de Stanford especialmente diseñado para enseñar la variedad de lenguas y culturas que coexisten en países como Irak y Afganistán. Hay una versión para PC con la que entrenan previamente, y otra para el iPod y el iPhone para traducir.
[image id=»15687″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Investigación letal
Los superordenadores creados a partir de chips como los de la PS3 han permitido, a su vez, ayudar al desarrollo de armamento. Es el caso de las Flash Bang, unas granadas diseñadas para aturdir al enemigo obra del Laboratorio Sandia National (EEUU). También se han incorporado cámaras digitales y conexiones como Bluetooth en los equipos (foto arriba).
Aquí huele a muerte
Lo último en tecnología de entretenimiento es el desarrollo de olores que puedan incorporarse a un videojuego o una película para hacer estas experiencias mucho más realistas. En esta línea, el Ministerio de Defensa británico utilizará este sistema para sus vídeos de entrenamiento, por lo que los soldados podrán aprender a reconocer olores relacionados con situaciones de peligro, como el aroma a pólvora e incluso el tufo de un cadáver humano.
Redacción QUO