El pulso, además de sentirse a través del tacto, también se puede ver. Literalmente.
Para lograrlo, sólo hay que localizar el punto de la muñeca donde sea más intenso y sujetar una pajita con plastilina.
Con cada latido de nuestro corazón, la pajita oscilará ligerísimamente.
La arteria radial pasa justo por debajo de la piel y sobre los huesos de la muñeca, por lo que éstos constituyen una buena base sobre la que presionar la arteria y percibir el pulso
Redacción QUO
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