Muchos lo llaman una broma de mal gusto, una bomba de humo de un lunático que busca fama por lograr algo que no tiene razón de ser. Y es que devolver a la vida uno de los barcos más conocidos de la historia (con toda la mala suerte que tuvo en su viaje inaugural) para repetir el mismo recorrido, parece tentar a la suerte. Pero aumentan las probabilidades de que el Titanic, en forma de réplica, estará surcando las aguas en apenas 4 años.
La compañía de cruceros Blue Star Line, con su director a la cabeza, el magnate australiano Clive Palmer a la cabeza, lleva desde 2013 dándole vueltas a la idea, pero la falta de financiación ha tenido parado este proyecto durante 5 años y parece que se va a retrasar un poco más. Pero una suculenta inversión ha devuelto las ganas de llevarlo adelante y de que en 2022, el Titanic II navegue durante dos semanas desde Dubái, pasando por Southapton y hasta Nueva York (una recorrido prácticamente calcado del original). Eso sí, antes tienen que hacer una inversión importante: 500 millones de dólares.
El lujo de detalles con el que quieren dotar al nuevo barco será tal, que la idea es que tanto por fuera como por dentro sea una copia exacta en la estética vintage de los salones, los comedores, las vajillas usadas, los camarotes hasta incluso las salas de juego y diversión con las que se entretenían los pasajeros durante la travesía. En principio, contará con 835 cabinas, lo que implica una capacidad de 1.670 pasajeros en ellas, pero aseguran que podrán viajar un máximo de 2.400 personas más la tripulación (900), por lo que se entiende que el número de literas será amplio.
Aquí podéis ver las especificaciones técnicas más destacables del navío: tendrá un registro bruto de 56.000 toneladas, 10.000 más que el original, lo que implica que sea un 21% más grande. Pero entendemos que tendrá que ver con los materiales usados, que será 4 metros más ancho y que contará con al menos 2 cubiertas más. También será importante la seguridad: habrá más botes y un sistema de navegación avanzada propia a nuestros tiempos. No creemos que quieran que la tragedia sacuda dos veces al barco.
¿Qué opinan los expertos?
La industria siempre ha tenido muchas dudas de que este barco pudiera salir adelante, pero parece que finalmente el transatlántico ha encontrado un astillero donde comenzar a ser construido. Será la compañía CSC Jinling la que lo fabrique en Nanjin (China). ¿Será esta otra estratagema de Palmer para llamar la atención de interesados después de años sin mostrar avances? Para Felix González, director de la web especializada en el sector, Infocruceros, «es un producto que puede funcionar un tiempo, en base a las expectativas y la opción de vivir una experiencia vintage, pero a largo plazo sería un barco incómodo e indeseable».
Si habéis tenido la oportunidad de ver el vídeo, seguro que os surgirán preguntas. A González unas cuantas: «Tengo muchas dudas en cuanto a que pueda proporcionar la diversión y las comodidades que esperan hoy en día. Por ejemplo, en las imágenes se ven réplicas de las instalaciones que no todos están dispuestos a aceptar: una piscina minúscula para unos pocos, un comedor de tercera donde la gente comerá en mesas corridas, camarotes de tercera con literas individuales en lugar de matrimonio… ¿Quién querrá ir en esta clase?»
Como él, también nos planteamos cuestiones: ¿Todos los pasajeros podrán moverse por el barco a su antojo? ¿Si has pagado un camarote en tercera, no podrás subir a primera o a cubierta? ¿La gente tendrá que ir disfrazada de la época? Veremos cuánto le dura la broma al magnate, pero como nos apunta González, «hasta que no veamos imágenes del corte de la primera chapa, no podemos fiarnos del proyecto al 100%».
¿Vosotros viajaríais?