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El robot
Cutie es el primer ejemplar del QT-1, y el protagonista de Razón, el tercer relato de Yo, robot. Ha sido programado para sustituir al ser humano en la dirección de la Estación Espacial. Su cerebro positrónico es el más complejo de su es­pecie, y sus límites no han sido to­da­vía probados. Está dotado para “sentir” ira, compasión o desconcierto. Manifiesta curiosidad por su propia existencia y la de su entorno.

La historia
Otra vez, Donovan y Powell son los encargados de asegurarse de que una nueva generación de robots funcione a la perfección. Esta vez han sido enviados a la Estación Espacial para encargarse del entrenamiento del QT-1; el robot que tendrá que dirigir la Estación Espacial. Sus piezas han sido enviadas desde la Tierra, y son ellos mismos quienes lo ensamblan y lo ponen en funcionamiento. Nada más “nacer”, Cutie plantea a sus creadores una pregunta: “¿Cómo he llegado hasta aquí?” Cuando los ingenieros le cuentan su proceso de fabricación, contesta: “Que tú me hayas hecho a mí me parece improbable”. Tras recibir varias explicaciones sobre quiénes son los humanos y cómo y para qué le han creado, Cutie califica sus explicaciones de absurdas hipótesis, y les da su propia teoría: “Yo existo, luego pienso… Entonces, ¿cuál es la causa de mi existencia?” Explica que no cree que un ser como el hombre –poco eficiente– haya creado un ser más inteligente, más resistente y más eficiente que él mismo. Por fin, llega a la conclusión de que el verdadero Señor es de quien proviene su “vida”, es decir, el transformador de energía. Una vez averiguada su “verdad”, la predica al resto de robots de la estación, que le proclaman su Profeta y dejan de obedecer a los humanos para ponerse a sus órdenes. Do­no­­van y Powel temen que, al rebelarse a las órdenes del hombre, ponga en peligro la seguridad de la estación. Sin embargo, Cutie hace su trabajo, tal y como ha sido programado.

El dilema
¿Se puede confiar en un robot que se cree profeta para quedarse al mando de la Estación Espacial?

LAS TRES LEYES DE LA ROBÓTICA
1.- Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2.- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
3.- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda Leyes.

Redacción QUO