Investigadores de las dos marcas están aunando fuerzas para desarrollar a partir de tomates materiales sostenibles que puedan ser utilizados en la producción de coches. Concretamente, podrían fabricarse soportes para el cableado y revestimientos para los espacios portaobjetos.
Cada año, Heinz utiliza más de dos millones de toneladas de tomates para la fabricación de ketchup. Las pieles, semillas y pepitas que se desechan durante el proceso de elaboración son las que ahora pueden convertirse en una alternativa a los polímeros procedentes del petróleo. Básicamente, el proceso consiste en triturar los desechos de estas solanáceas y convertirlos en pellets que posteriormente son mezclados en el laboratorio con otros materiales naturales.
La iniciativa no es nueva. Hace dos años Ford empezó a colaborar con Coca-Cola, Nike y Procter & Gamble para la fabricación de plásticos naturales aptos para su uso en el automóvil.
1.- Los tomates llegan de la huerta y se los procesa para sacar de ellos el máximo partido.
2.- La pulpa de los tomates, debidamente tratada, se procesa industrialmente para fabricar ketchup.
3.- Las pieles y desechos se cargan en un camión para su posterior transporte.
4.- El material llega al centro de investigación de Ford.
5.- Los ingenieros lo procesan para obtener materiales a partir de estos residuos.
6.- Los nuevos vehículos reducen su carga de polímeros y otros plásticos.
Redacción QUO