Las fibras de carbono de un tipo de hongo silvestre, modificadas con nanopartículas, han demostrado que son mejores que los electrodos convencionales de las baterías de iones de litio (Li-ion). Las baterías tienen dos electrodos: un ánodo y un cátodo. Los ánodos, en la mayoría de las baterías de iones de litio actuales, están hechos de grafito. La mayor parte del tiempo, los iones de litio se encuentran en un líquido llamado electrolito, pero durante la recarga de la batería, se almacenan en el ánodo.
“Las prestaciones actuales de las baterías de iones de litio deben mejorar mucho – explica Vilas Pol, de la Universidad de Purdue – , tanto en densidad de energía como en potencia de salida para satisfacer la demanda de almacenamiento de energía en vehículos eléctricos y tecnologías de redes de almacenamiento de energía. Existe una gran necesidad de desarrollar nuevos materiales de ánodo con un rendimiento superior.»
El equipo de Pol ha descubierto que las fibras de carbono derivadas del hongo Tyromyces fissilis, si se unen a nanopartículas de óxido de cobalto, superan al grafito que se utiliza habitualmente en los ánodos. “Tanto las fibras de carbono – añade Pol – como las partículas de óxido de cobalto son electroquímicamente activas, por lo que su capacidad es mayor al participar ambas”.
Los ánodos híbridos tienen una capacidad estable de 530 miliamperios por gramo, que es un 150%más que la capacidad de grafito. Para obtener las fibras se realiza un proceso muy complejo… se queman. Claro que se hacen en hornos especiales con gas argón en un proceso llamado pirólisis.
Los resultados se han publicado en la revista American Chemical Society’s Sustainable Chemistry & Engineering.
Juan Scaliter