Uno podría pensar que una cíborg antropóloga sería una especie de gurú llegada del futuro que, enfundada en sus Google Glass, enunciara las bondades del progreso tecnológico. Pero no. Amber Case (Portland, 1987) se aleja del típico discurso visionario y defiende que no todo es de color de rosa en este nuevo mundo que se mueve a golpe de smartphone. Socióloga de formación, conferenciante en las conocidas charlas TED e investigadora en la Universidad de Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es una de las principales valedoras de la idea de que ya somos cíborgs, al estar permanentemente conectados a nuestros gadgets. Hemos charlado con ella sobre el modo avión del móvil, los receptores de dopamina en nuestro cerebro y la Antigua Grecia en la presentación de la renovada edición de la revista Telos, uno de los principales referentes en el mundo académico de la comunicación.
P. Se define como cíborg antropóloga, ¿qué es eso?
R. El objetivo de la cíborg antropología es ver cómo la tecnología influye en nuestra cultura. Hemos evolucionado hasta el ‘Homo connectus pegado a la pantalla’. Nuestros teléfonos lloran y tenemos que volver a dormirlos. Nos despertamos al lado de nuestros smartphones y nos vamos a dormir junto a ellos.
[image id=»94482″ data-caption=»Case protagoniza a menudo conferencias sobre tecnología. En la imagen se la puede ver en el SXSW Interactive Festival, en Austin, Texas, hablando de geolocalización.» share=»true» expand=»true» size=»S»]P. ¿Cómo son esos Homo connectus?
R. En la web encontramos pequeños espacios donde se comprime tu yo real y todo lo que haces está sometido a seguimiento. Es el caso de Facebook o en Twitter: la gente está en pequeños contenedores en los que se expresa, y si alguien dice algo que a otra persona no le gusta, se enfada, algo muy bueno para los anunciantes. Por ejemplo, las noticias falsas son muy rentables porque consiguen que la gente
se enfade.
P. ¿Son más emocionales?
R. Son igual de emocionales. Simplemente, la velocidad a la que responden y la cantidad de momentos emocionales que pueden experimentar son más altas, se comunican con mayor intensidad.
P. Cuénteme más, ¿qué costumbres tienen?
R. Despertarse al lado de su teléfono; lo primero que hacen por la mañana es consultarlo. O los atracones de televisión, que me parecen deprimentes. Los monos se acicalan entre sí y nosotros damos a “me gusta” en Facebook. Ambos procesos están relacionados con los receptores de dopamina y el sentimiento de cercanía. Pero olvidan que si no producen contenido no recibirán ningún “me gusta”. Las redes sociales usan ese efecto para que sigamos publicando, hacemos todo el trabajo por ellos.
“Nosotros somos los robots, estamos programados para crear el contenido con el que algunas empresas se lucran”
P. ¿Dentro de esta cultura, ¿ha comprobado si existen diferencias entre países, comunidades, grupos?
R. No, ya no. La gente viste de una forma muy parecida, usa la misma tecnología y los mismos teléfonos. Tenemos más opciones, pero al final hacemos todos lo mismo. Podemos crear nuestra propia página web, pero pocos lo hacen… ¿Has creado tu
página web?
P. No… (risas)
R. ¿Verdad? No es tan fácil y no tenemos tiempo. La principal idea de la tecnología era liberarnos y darnos más tiempo libre, pero no se está cumpliendo. Tenemos que ser más conscientes, poner el modo avión de vez en cuando, utilizar la tecnología como una herramienta y preguntarnos: ¿tengo tiempo para reflexionar? ¿Puedo pasar una hora sin usar mi teléfono? Inténtalo.
[image id=»94483″ data-caption=»“En mi casa no se veía la televisión, así que observaba a cierta distancia cómo influía en la cultura. Como no la veía, no sabía qué ponerme ni cómo hablar. Era una especie de nerd entre bambalinas”. rememora.» share=»true» expand=»true» size=»S»]P. Me imagino que al principio la gente no se sentirá precisamente más feliz…
R. No… Inténtalo durante media hora. O, por ejemplo, pasa media hora en Facebook y otra media hora sin tu teléfono. Luego escribe cómo te has sentido. Puedes darte cuenta de que no te acuerdas de lo que has estado haciendo. Yo lo probé y es horrible. Esto no quiere decir que sea malo perder el tiempo online, sino que si lo hacemos debería ser un tiempo tranquilo y restaurador. El tiempo kairos y kronos del que hablaban los griegos; el tiempo kronos es lineal, industrial, y el kairos aparece cuando perdemos la noción del mismo. Quiero más momentos en nuestra vida en que perdamos la noción del tiempo, ese es el tiempo humano.
P. Busquemos también aspectos positivos, ¿cuál sería el mayor logro de esta cultura?
R. Ser capaces de hablar por Facetime en cualquier lugar, el GPS o poder diagnosticar una enfermedad más rápido. Estas cosas geniales son muy silenciosas y aburridas, la gente no habla de ellas. Sin embargo, son grandes logros de la nueva cibersociedad.
P. ¿Y su mayor fracaso?
R. La ansiedad y la depresión asociadas al sentimiento de desconexión, y la distracción.
P. ¿Los miembros de esta ‘tribu’ vienen en son de paz o hacen la guerra en algún sentido?
R. Ya no hacemos la guerra porque estamos conectados a los mismos productos culturales, así que si la hiciéramos no podríamos acceder a ellos. Se trata de una colonización blanda. Nosotros somos los robots, estamos programados para crear el contenido con el que algunas empresas se lucran y a veces tienen más derechos que nosotros. Esta es la distopía en la que vivimos. Además pensamos que lo nuevo es genial, pero escuchamos música que se creó con un piano, algo viejo. Incluso un sintetizador es antiguo. Mucha de la mejor música se ha creado con estas viejas herramientas. Lo nuevo no necesariamente aumenta la calidad de vida.
P. ¿Tenemos amigos en Facebook por encima de nuestras posibilidades?
R. Facebook es un lugar para los contactos, pero… ¿qué es un amigo? Los amigos cercanos son las tres personas a las que llamarías en una emergencia. En Estados Unidos la gente usa Facebook para pedir dinero cuando tiene cáncer y no puede pagar la factura. ¡Pasa continuamente! Y los miembros de su comunidad le ayudan con dos o tres dólares cada uno.
P. ¿Llegará un día en que nos implantemos componentes electrónicos en el cuerpo como si fuéramos los cíborg que todos tenemos en mente?
R. Es estúpido. Tu teléfono dura dos años y luego se rompe, ¿para qué quieres algo así en tu cuerpo? La idea es cambiar partes de este por otras mejores. Además, no tendré un trabajo durante tanto tiempo como para que me compense implantarme un chip de identificación en mi piel, ¡prefiero una tarjeta normal!
P. También resulta sorprendente la historia de PetNet, una aplicación que permite alimentar a tu mascota cuando estás de viaje y verla por Skype. Hasta que un día falló y un montón de animales corrieron el riesgo de morir de hambre o deshidratados.
R. La gente tuvo que volver corriendo a sus casas para darles de comer. Este es un ejemplo de cómo las personas creen que cualquier novedad es genial, pero tenemos que reflexionar antes de hacer cualquier cosa online. Nos podemos comunicar rápidamente, pero eso no significa que nos comuniquemos bien.
P. Necesito que me explique su frase ‘los famosos son la forma definitiva de cíborgs’.
R. Los famosos son un constructo a partir de muchas prótesis externas; si producen un vídeo tienen un buen ojo, que es la cámara, la iluminación, el maquillaje, el guion… Ahora todos somos microfamosos, al menos para unas pocas personas: producimos contenido como las celebrities.
P. ¿Es más real el yo físico o el digital?
R. Para algunas personas el yo digital es tan real que afecta al yo real. He conocido a famosos de Instagram que dicen “ya no puedo más, no puedo seguir con esto, me siento miserable porque todo es falso”. Te consume, tu propia criatura te atrapa.
P. Pese a todo, ¿los aspectos positivos de este nuevo mundo pesan más que los negativos?
R. Sí, pero necesitamos elegir nuestra relación con la tecnología. Si cambia esto, iremos por el buen camino. Si no, si seguimos reaccionando cada vez que quieran los anunciantes y las redes sociales se siguen aprovechando de nosotros, no tanto.
Redacción QUO