Dirige en España uno de los consorcios más importantes en el sector del automóvil. Es él quien marca la estrategia de Volkswagen, Audi y Skoda en nuestro país.
¿Cómo va a ser la movilidad en 2030?
Va a cambiar mucho. El coche va a ser autónomo y eléctrico. Para que este cambio se produzca, es necesaria una importante transformación de las ciudades y eso va a requerir muchos años y un parque significativo de automóviles sin conductor. Y todo eso no se verá en 2030. Hay que tener en cuenta que el vehículo autónomo no actuará solo con el resto de los automóviles, sino que también lo hará con la ciudad. Todo ello conllevará una optimización importante de la gestión del tráfico, lo que quiere decir que destinaremos menos espacio para el automóvil. Actualmente, el 80% de la superficie viaria de los entornos urbanos está destinada al automóvil. Con un parque compuesto íntegramente por modelos autónomos esto podría reducirse al 30%. Parte de la ciudad se devolvería a los ciudadanos sin que se vea comprometida la libertad que el automóvil siempre le ha proporcionado, y que no es otra que la de ir donde quiera, con quien quiera y cuando quiera. Será compatible la movilidad con la sostenibilidad medioambiental y social. El ser humano recuperará el espacio en los centros urbanos, pero no lo hará a costa de una merma de su movilidad. Todo eso es lo que el coche autónomo va a proporcionar. Los vehículos llevarán a sus pasajeros a cualquier parte de de la ciudad y luego se irán a aparcar a las afueras. Tú podrás vivir en el centro de Madrid y llamar a tu coche cuando quieras para que vaya buscarte. Los ciegos podrán tener movilidad individual, los niños, los mayores que hayan perdido su carné… El coche autónomo va a permitir llevar a su máxima expresión la gran contribución del automóvil a la humanidad, que es la libertad al ser humano
¿Se habrá solucionado para entonces el problema de la contaminación?
Va a ver un periodo de transición no sólo en cuanto a la tecnología de conducción autónoma y humana, sino también en el sentido de las propulsiones. Los coches de combustión convencional, es decir, diésel y gasolina, van a seguir existiendo. Los nuevos motores de combustión son parte de la solución al problema de la contaminación en nuestras ciudades. En Madrid, aproximadamente el 46% del parque tienen más de 17 años y es responsable del 70% de las emisiones de NOx. Si pudiésemos cambiar de la noche a la mañana esos coches más de 17 años por otros modernos con motores de combustión solucionaríamos el problema de la calidad del aire de Madrid. No hacen falta coches eléctricos. Tenemos que hacer mucha pedagogía para que los políticos tomen todas las decisiones relacionadas con la movilidad social y medioambiental desde un punto de vista científico. No pueden hacerlo en función de conceptos que estén de moda.
¿Qué tecnología se impondrá?
Coexistirán el diésel con la gasolina, el gas natural, que es una tecnología importantísima para reducir todavía más el C02 y casi eliminar las emisiones de partículas… También habrá motores eléctricos. La conducción autónoma convivirá con la manual. Estará programada para cumplir escrupulosamente con la ley y las normas de tráfico y será predominante porque es muy cómoda. A mí, por ejemplo, me gusta conducir pero no estar parado en un atasco cada mañana. En un coche autónomo esto se convertirá en momentos de ocio y en tiempo productivo. Se estima que puede incrementar el PIB a nivel europeo de más de 17.000 billones de euros porque se generará un importante valor en toda la industria del entretenimiento y de generación de contenidos para consumir a bordo. Pero todo esto no serán antes de 2050.
¿Va a ser el coche autónomo el que mayoritariamente se imponga en las ciudades?
Será la manera más eficiente de moverse en entornos urbanos. Va a ser un coche inteligente, conectado, que sabrá dónde hay atasco y dónde no, que decidirá cuál es la mejor ruta para llegar a cada destino. La proposición de valor que va a dar el coche autónomo es imbatible. Probablemente tendremos un automóvil para movernos en entornos urbanos y que se asemejará mucho a un salón de casa o una pequeña oficina, sin volante. También habrá otros vehículos para nuestros desplazamientos interurbanos con los que podremos desplazarnos de forma autónoma o manual… Ahora mismo, la oferta es la misma para todos los entornos; en el futuro, habrá un coches según los usos y entornos. Para la ciudad, eléctrico y autónomo; para trayectos interurbanos, motores eléctricos y combustión, y distintos niveles de autonomía.
¿Qué tipo de motor llevarán los coches autónomos?
Será eminentemente eléctrico para que la propuesta de valor en la ciudad sea interesante. La idea de que el coche sea una extensión de tu oficina requiere la máxima personalización y flexibilidad en la distribución; y los motores eléctricos liberan mucho espacio en el interior del coche.El Volkswagen I.D., por ejemplo, tiene las dimensiones del Golf y la habitabilidad de un Passat porque es eléctrico. La clave está en que lleva unos pequeños motores cerca de las ruedas alimentados con electricidad. Y eso le permite tener mucha habitabilidad interior.
¿Habrá revolución en el diseño?
Evolucionará, pero lo hará en función del uso que se le vaya a dar al automóvil. Cada coche estará diseñado para una tipología de cliente, un entorno concreto y unas necesidades específicas. Habrá quienes quieran un gran espacio interior y buscarán automóviles que parecerán cajas, aunque lógicamente con mucho diseño detrás. Habrá gente que busque unas líneas muy afiladas y más sensación de deportividad. Convivirán muchas líneas estéticas. Actualmente, los fabricantes apostamos mucho por la diferenciación en la experiencia de conducción, el placer de conducir, la sensación que transmite cada coche. En el futuro, va a ser determinante la conectividad, la capacidad que tengamos de personalizar el automóvil… A bordo habrá múltiples interfaces, pantalla táctiles… La configuración interior será muy distinta. Habrá displays con una enorme capacidad de personalización en cuanto al contenido que se desee recibir. En un coche totalmente autónomo el conductor no necesita estar continuamente pendiente de la carretera. Se podrá disfrutar en marcha de una pantalla para videos, otra para sistemas de telecomunicaciones, etc. Habrá muchas formas de configurar el interior. De hecho, nosotros estamos a punto de cerrar la contratación de 9.000 ingenieros de software. Muchos de ellos provienen de la industria del videojuego, porque son los que más saben de user interfaces de gráficas para interactuar con el usuario. Los coches, por dentro, serán como un videojuego.
¿Qué pasa con la ética del coche autónomo? ¿Es alcanzable el objetivo de mortalidad cero?
Esta es una cuestión pendiente. La tecnología va mucho más rápida que la legislación. En el coche autónomo podemos estar al 97 o el 98% de su desarrollo. Ese 2- 3% restante que garantice la seguridad total es lo que cuesta más tiempo y dinero conseguir. Hay un gran debate que no está cerrado. ¿Como se va a cerrar? No lo sé. Los automóviles son máquinas que han sido programadas para decidir lo que tienen que hacer en cada una de las situaciones que se les presenten. ¿Cuáles deben ser esas decisiones? Estas son grandes preguntas para el que lo conduce, el que lo fabrica, el responsable de la gestión de la información. Por ejemplo, si se cae la banda 5G, ¿de quien es la responsabilidad?
Los jóvenes parecen menos interesados que sus mayores en los automóviles
Yo creo que el automóvil les sigue despertando la misma pasión. La cuestión está en la manera de poseerlos. Quizás tengamos que desarrollar nuevas fórmulas de disfrutar un coche, no la tradicional de comprarlo e hipotecarse cuando, a lo mejor, sólo se utiliza un 10% del tiempo. ¿Por qué pagar entonces por el 100% de uso? Los jóvenes están mucho más habituados a hacer pequeños desembolsos por utilizar las cosas. El automóvil sigue despertando ilusión, pero tenemos que ser mucho más imaginativos a la hora de desarrollar nuevos modos de su disfrute. Ahí esta todo el tema del car sharing. Hay gente que actualmente tiene el coche en propiedad y que, a lo mejor, se desprendería de él si tuviera opciones razonables de movilidad compartida. Hay otras personas que, a lo mejor no poseen un automóvil, pero a la que el transporte público no satisface porque le requiere mucho tiempo llegar a su destino. Puede que, en este caso, un formato de uso compartido sea lo que necesite. Habrá modelos de negocio que tiendan a desaparecer y otros que surgirán. El dilema esta en ver si lo que se va es equivalente a lo que viene. Yo creo que se van a seguir vendiendo los mismos coches que ahora, e incluso más.
¿Cómo será el parque en 2030?
No me atrevo a dar ningún porcentaje. Todo esto estamos intentado valorarlo ahora. Tenemos que aprender a vivir con las incertidumbres. En los años 60, 70 y 80 todo pasaba de una forma muy lineal. Podrías proyectar y realizar un plan de negocio a cinco años. Hoy en día, lo puedes hacer para tranquilizar tu conciencia, pero es una auténtica pérdida de tiempo. ¿Quién podía imaginarse hace cuatro años que iba a haber un presidente como Donald Trump? ¿O que en España se iban a producir las tensiones territoriales que hay en Cataluña? ¿O el surgimiento de fuerzas centrípetas que están abogando incluso por la ruptura del proyecto europeo?El mundo cambia a una velocidad tan grande que tenemos que acostumbrarnos a vivir con esas incertidumbres y desarrollar capacidades dentro de nuestras organizaciones que nos permitanadaptarnos con rapidez esos cambios. Podemos tener una idea. Podemos, más o menos, prever el coche que el futuro va ser eléctrico y compartido en las grandes ciudades y que en otros entornos convivirán distintas tecnologías y modos de conducción. ¿Qué porcentaje será uno y otro, no lo sé? Lo que sí sé es que tenemos que tener los pies puestos en todas las plataformas si queremos desempeñar un papel relevante en el mundo de mañana. A medida que se vayan produciendo los acontecimientos, tendremos que aportar más recursos a una línea u otra.
¿Acortará la realidad aumentada el desarrollo de los productos?
Sí, puede provocar una gran aceleración en los ciclos de desarrollo de producto. La computación cuántica permite hacer modelos virtuales de coches en funcionamiento sin necesidad de crear prototipos y visualizar de una manera modelada cosas que los computadores convencionales no permiten. Nosotros estamos incorporando todas estas tecnologías para reducir muchísimo los tiempos de desarrollo de producto. Hoy, la realidad aumentada es una herramienta básica para que los ingenieros vean una pieza sobre la marcha de forma virtual. Incluso simulan tocarla, apretarla… y no hay nada; es sólo un programa de ordenador. Estamos haciendo fábricas virtuales antes de construirlas y así podemos probar, cambiar y optimizar todos los procesos antes de empezar a poner ladrillos. Antes, a lo mejor te dabas cuenta de que tenías que hacer modificaciones en la cadena de montaje una vez que ya estaba toda la planta construida, con todos los costes y complicaciones que ello conllevaba.
Todo eso requiere una capacidad de procesamiento extraordinaria.
Sí. Todos estos procesos serían casi impensables con la computación convencional. Por eso nosotros hemos firmado un acuerdo con Google, que sí tiene un ordenador cuántico. Fruto de esta colaboración es que hemos podido acortar enormemente los ciclos de desarrollo de producto. Antes, hacer una maqueta de barro requería meses. Ahora bastan unos minutos para simularla y trabajar sobre ella. Matemáticamente, se puede modular todo.
Esto suena a una nueva revolución industrial
La computación cuántica no solo es válida para determinados procesos industriales o para temas tremendamente sofisticados, sino también para modelizar la gestión del tráfico de las ciudades. La potencia de cálculo necesaria para este tipo de procesos es enorme. Las fórmulas, los datos, la investigación, la parametrización… Después serán los terminales convencionales los que gestionen todo eso.
La inteligencia artificial también está revolucionando el mundo del automóvil. Incluso en el plano de la seguridad
En un mundo ideal, con el 100% del parque de coches autónomos, no es descartable pensar en mortalidad cero. La inteligencia artificial es decisiva en este sentido. El Audi A8 que estamos lanzando ahora, por ejemplo, tiene un nivel de autonomía tres. Es una máquina que ya aprende sola. Todos los prototipos que tenemos son robots, máquinas pensantes. La inteligencia artificial está incorporada también a los procesos de venta. Cuando tú entras en una página web y buscas un coche, puede que te salga directamente una oferta con una determinada opción. Esto no es casual.Hay un robot que está monitorizando y guardando la información de búsquedas que has hecho anteriormente. Evidentemente, te pide permiso para monitorizarte. Es decir, va aprendiendo de tu comportamiento y diseñando las ofertas en función de tus deseos.
Entonces, ¿dejaremos de ir al concesionario a comprar un coche?
Los canales de venta serán varios. Habrá gente que quiera adquirir coches por Internet y nosotros se lo venderemos, pero también estarán los que prefieran ir al punto de venta. Para nosotros, el concesionario es importante y jugará un papel decisivo en el futuro de la marca. Tenemos muy claro que la transformación que se avecina la haremos junto a ellos. No hay otro plan. Su papel será diferente al que tienen ahora. Evolucionarán hacia centros de experiencia en lugar de ser meros lugares de transacciones. Serán espacios donde el cliente interactuará al igual que ocurre en las tiendas Apple.
¿Seguirán teniendo un papel relevante en el servicio postventa? Las técnicas de impresión en 3D pueden hacerles daño.
No lo creo. Es cierto que la impresión de 3D se está incorporando a los procesos industriales. De hecho, ya usamos esta tecnología en nuestra factoría de Pamplona para fabricar piezas pequeñas de forma más eficiente que con los modelos de producción tradicionales. Pero los coches del futuro son coches tremendamente complicados desde el punto de vista de la tecnología y de la electrónica que llevan. No está al alcance de cualquiera hacer reparaciones. Al contrario, la mano de obra de los concesionarios va a ser cada vez más cualificada.
Pero el coche eléctrico necesita menos mantenimiento.
Sus problemas no van a ser mecánicos, sino de software. Habrá más averías de este tipo que de hardware, al igual que pasa hoy en día con muchos móviles. Casi siempre, en nuestros teléfonos no es que haya una pieza mal, sino que están mal configurados o tienen un sistema operativo que no funciona correctamente y debe ser reinstalado. Con los coches pasará algo parecido. Las averías que surgirán serán mucho más más sofisticadas, más tecnológicas. Por ejemplo, los automóviles que estamos vendiendo hoy en día ya están conectados con el concesionario y nos permitirán saber en remoto si ese están funcionando bien o no. Así, podremos ponernos en contacto con los clientes antes de que un pequeño problema se convierta en una gran avería. No hará falta que el cliente vaya al taller. El automóvil irá por su mismo cuando le toque hacer un chequeo. A lo mejor aprovecha que deja a su propietario en la ciudad para, en lugar de irse al aparcamiento, dirigirse a la concesión a ponerse a punto. Esto puede proporcionar a los red de ventas una enorme ventaja competitiva respecto a los talleres independientes. Por supuesto, siempre con la autorización del cliente
¿Qué papel jugarán las energías alternativas en la movilidad del futuro?
Nosotros estamos apostando por nuevas tecnologías en los motores de combustión: diésel, gasolina, gas natural, propulsión eléctrica… Veo difícil otras posibilidades como el hidrógeno. La infraestructura para coches de diésel y gasolina ya existe y la necesaria para la propulsión eléctrica estará en breve. En todas las casas, en todas las oficinas, hay enchufes. Además, hay una voluntad política de liberalizar el reglamento que existe alrededor del gestor de carga para que los particulares y las empresas puedan poner de forma masiva puntos de suministro. El gas natural, por su parte, también está en todas las grandes ciudades. Pero no hay una infraestructura básica de hidrógeno. Por lo menos en España no existe. Habría que partir desde cero. Lo veo muy complicado.
Ustedes están apostando mucho por el gas natural
Estamos mejorando mucho los procesos para conseguir procesos industriales rentables. Además, se podría utilizar para almacenar las renovables. Uno de los problemas que tenemos es que la energía eólica y solar que no utilizamos se desperdicia. Sin embargo, ese excedente se podría utilizar para fabricar gas natural sintético mediante un proceso electrolítico y cogiendo CO2 de la atmósfera. La ventaja no es solo que logramos reducir el CO2, sino que además ese gas que se obtiene sí se puede almacenar.
Pero hay quienes piensan que el futuro pasa por el hidrógeno
A muy largo plazo, puede, lo que no evita que por supuesto haya antes algunos modelos con esta tecnología. Yo le veo mucho más futuro al gas natural sintético que al hidrógeno; tú no puedes almacenar el sol, no puedes almacenar el viento, pero sí el gas natural sintético.
¿Larga vida a los motores de combustión?
Les queda mucho tiempo. Yo veré el motor de combustión toda mi vida. También mis hijos. No sé si mis nietos.
Marta García Fernández