El problema que suponen los residuos plásticos es uno de los mayores desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos. Por ese motivo, están surgiendo ideas y proyectos para intentar reducir al máximo el consumo de estos materiales. Y una de ellas es la que ha desarrollado el químico escocés James Longcroft, quien ha creado una botella de agua biodegradable que se descompone en tan solo tres semanas.
Básicamente se trata de una botella de papel, recubierta por un material impermeable. El inventor no ha querido revelar cuales son los compuestos de dicho envoltorio, pero asegura que no son contaminantes y que podrían ser devorados por las criaturas marinas sin peligro para su salud.
La botella se autodegrada a sí misma desde el exterior al interior, en un proceso que dura aproximadamente tres semanas.
Fuente: ScienceAlert.
Vicente Fernández López