Hasta el domingo 2 de agosto se celebrarán en Roma, Italia, los campeonatos mundiales de natación. Y cuando cierren, dentro de los hitos históricos, se registrarán los récords mundiales batidos. Hasta hoy, jueves 30 de julio, 19 (y en el último año y medio 130). ¿Cómo es posible? Los especialistas apuntan como causa principal al nuevo bañador de poliuretano.

Después del bañador de piel de tiburón con el que el australiano Ian Thorpe batio numerosos registros en Sidney 2000, llega el poliuretano. Este material está compuesto de miles de pequeñas células cerradas con aire, menos denso que el agua, en su interior. Esto permite mayor flotabilidad y menor resistencia al agua. La resistencia de una persona en el agua es 780 veces mayor que la que experimentaría si nadase en el aire. Por lo tanto, cuanto menor sea la superficie sumergida, mayor la ventaja. Un sólo milímetro hace una gran diferencia. De hecho, el nuevo traje proporciona 54 centésimas de ventaja respecto a otros que contienen 50% de poliuretano (los que usa el Michael Phelps). No tienen costuras, permiten prolongar un 24% más la velocidad punta y están realizados en el material más liviano hasta el momento: 99 gramos por metros cuadrado.
Tan avanzado resulta este traje, ya no se le puede llamar bañador, que los atletas tardan unos 45 minutos en ponérselo.

La Federación Internacional de Natación (FINA), contempla prohibir su uso en el 2010. Mientras tanto, y aunque suena increíble, esta organización ha puesto a científicos a mirar las posaderas de los competidores para asegurarse que allí no hay bolsas de aire que colaboren con la flotabilidad.

Redacción QUO