En los Alpes franceses, concretamente en la ciudad de Grenoble, se va realizar una prueba piloto de car sharing con el Toyota i-road como protagonista. La particularidad de este triciclo eléctrico está en que la dirección actúa sobre la rueda trasera, de manera que su comportamiento es similar al de un barco movido por un timón. Es raro de manejar y puede que sufra más de un arañazo por los conductores no habituados a este sistema. A cambio, tiene la maniobrabilidad que le dan sus escasos 850 mm de anchura –similar a una moto– y que las ruedas delanteras, que albergan dos motores eléctricos de 2 kW, suben y bajan en función del ángulo de inclinación. El Toyota i-road tiene una velocidad máxima de 45 km/h y una autonomía de 50 km.

Toyota

2 € por 15 minutos de uso para este coche que toma las curvas igual que los esquiadores.

Igual que las e-bikes

Cuando termina su utilización, el usuario vuelve a dejar el coche en un punto de carga. En su teléfono podrá reservarlo para siguientes rutas y planificar recorridos.

¿Cómo entro?

Para conducir el i-Road en la prueba piloto que se está realizando hay que pasar una tarjeta de usuario por un lector situado en el coche. A partir de ahí, un contador facturará el tiempo conducido.

Accesos sin refuerzos

La misión de las puertas es solo cortar el viento y evitar salpicaduras. Al volante, todo es sencillo: pedal para acelerar, para frenar y tres pulsadores para marcha adelante, atrás y neutro.

Plaza trasera

El Toyota i-road está configurado como un tándem, pero el asiento trasero es prácticamente testimonial y difícilmente podrá alojar a personas ni siquiera de tamaño medio.