La investigadora Concha Monje explica en el vídeo las razones que llevaron a dejar desnudo a TEO, el robot humanoide español más avanzado
TEO, el robot humanoide que desarrollan en el Robotics Lab de la UC3M, protagoniza este cortometraje producido por ROS Film Festival. TEO, el robot desnudo, se presentó al público en la IV edición del festival internacional de cortometrajes de temática robótica que se ha celebrado en Alicante.
En el cortometraje, la historia de TEO la relata Concha Monje, investigadora del Robotics Lab. TEO, el robot desnudo, narra el complejo proceso para vestir un robot, y por qué finalmente se quedó desnudo.
Teo se concibió como un robot desnudo. Originalmente, su estructura estaba ya diseñada para que tuviera una función estética sin necesidad de una carcasa.
TEO es un proyecto muy ambicioso, es un prototipo humanoide de los que hay pocos en el mundo y aunque inicialmente se concibió para no llevar carcasa, con la evolución del proyecto, cada vez hay más sistemas embebidos dentro de TEO, y la idea era vestir al robot para protegerlos y darle una apariencia más amigable de la que tiene sin carcasa.
Empezamos a pensar en ponerle un traje realmente innovador y atractivo para aquellos que interaccionan con el robot. Contratamos a un artista, Marina Anaya, y ella fue la que nos aportó un montón de ideas, desde una cabeza donde pudiéramos alojar un montón de sistemas como los ojos, micrófonos, altavoces, hasta diversos ejemplos de cuerpos, siempre buscando que el robot fuera redondo y amigable.
Un traje de circo para TEO
Los bocetos van desde una especie de arlequín a algo que quizá sea un poco más circense. Dejamos que la imaginación volara. Poco a poco se fueron limitando los bocetos hacia los que eran un poquito más fieles a la anatomía original del robot, más funcional y práctico.
Después se valoraron distintos tipos de cabeza. En los diseños de Marina Anaya se llenaba de vida al robot por dentro, con pulmones y otros órganos internos. La carcasa final a la que se llegó cumplía una función estética, pero también funcional. Son dos cuerpos volumétricos que permiten el movimiento entre sí, de manera que uno se mete dentro del otro y viceversa.
Vestir los brazos y las piernas
En los puntos articulares del robot también se valoraron distintos diseños para los pies. Los pies del robot también tienen que estar libres. Son un punto crítico en la estabilidad y por tanto, esa articulación es muy delicada y no podría producirse un choque entre la carcasa del pie y el propio tobillo. La artista vino y pudimos probar un diseño preliminar sobre el robot, moviéndole y comprobando que no había choques.
«Entonces vivíamos una crisis económica importantísima, había recortes en investigación tremendos y al final tuvimos que optar por dedicar ese dinero a investigación, a seguir avanzando en el robot. Y TEO se quedó desnudo»
El modelo final se envió a prototipar en distintos materiales. Había que dividir las carcasas en distintas partes para que pudieran ensamblarse fácilmente en el robot. No queríamos tornillos, queríamos algo muy ligero y que pudieran modular, montarse en brazos, piernas, tronco etc. Todo esto implicaba un número importante de partes en la carcasa que tenían que unirse unas a otras. Hacer esos moldes prototipo suponía miles de euros. Pero entonces vivíamos una crisis económica importantísima, había recortes en investigación tremendos y al final tuvimos que optar por dedicar ese dinero a investigación, a seguir avanzando en el robot. Y TEO se quedó desnudo.
Pero creo que también es importante invertir en la estética del robot. El robot podrá ser una máquina inteligente, interactiva, robusta, funcional, maravillosa. Pero hay una parte que a los humanos nos encanta y hace que la interacción sea realmente definitiva. Y en esto, la estética del robot, la apariencia de esta máquina con la que nos relacionamos, es realmente valiosa.