Los buques de carga son responsables de una buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte, en el futuro podrían reducirlas recuperando una idea muy antigua: la fuerza del viento.
Los cargueros del futuro podrían volver a funcionar con energía eólica si se demuestra con un proyecto pionero, que coloca velas ultramodernas en grandes embarcaciones, consigue reducir las emisiones de carbono.
Los científicos de la Universidad de Southampton están creando nuevas herramientas informáticas que permiten predecir con exactitud el comportamiento de los buques modernos en el océano cuando están equipados con las velas de ala FastRig, desarrolladas por la empresa británica Smart Green Shipping. En lugar de las velas tradicionales de trapo, estas velas rígidas se parecen a las alas de un avión puestas en vertical sobre la cubierta.
Obviamente, los barcos propulsados por el viento no son nada nuevo, pero casi todos los grandes buques actuales funcionan con combustibles fósiles, lo que deja una gran huella de carbono en el medio ambiente. Aunque se están desarrollando nuevas tecnologías de asistencia eólica, muchas no están listas para el mercado y sus previsiones de ahorro de combustible no se han verificado de forma independiente en el mar.
Como parte de un programa de desarrollo de dos años, los científicos de Southampton y Smart Green Shipping probarán el impacto de una vela retráctil FastRig de 20 metros de altura instalada en el buque comercial Pacific Grebe, un barco británico de 105 metros.
Se trata de un proyecto innovador porque la tecnología puede adaptarse a buques preexistentes. Las herramientas de análisis estudiarán las complejas interacciones entre las velas de las alas y la hidrodinámica del buque, lo que permitirá realizar predicciones muy precisas del rendimiento del barco, en concreto, el ahorro de combustible.