Un estudio pionero demuestra el primer método rentable para producir carne de pollo cultivada que resuelve los principales problemas de escalabilidad y coste

La carne de laboratorio consiste en cultivar tejidos musculares, es decir, carne, a partir de células madre animales en un entorno controlado, sin necesidad de sacrificar animales. La primera carne cultivada presentada en público fue una hamburguesa de vaca en 2013, desarrollada por científicos de la Universidad de Maastricht. Tenía un problema: costó 250.000 euros de fabricar. Desde entonces, investigadores de todo el mundo están buscando formas de hacer la producción de carne de laboratorio económicamente viable.

En un avance extraordinario para la agricultura celular, el profesor Yaakov Nahmias, fundador de Believer Meats, y un equipo multidisciplinar de la Universidad Hebrea de Jerusalén con participantes de la industria de la carne cultivada dieron a conocer un proceso pionero de fabricación continua de carne cultivada. Esta innovación aborda los desafíos críticos de la carne cultivada: la escalabilidad y rentabilidad, es decir, cómo fabricar grandes cantidades, y cómo hacerlo por un precio razonable. Hay otros obstáculos que superar, como el hecho de que los medios de cultivo utilizados hasta el momento provienen de animales.

El estudio, publicado en Nature Food, usa un método llamado filtración de flujo tangencial (TFF) para la fabricación continua de carne cultivada. Los bioreactores donde crecen las células de carne con este método permiten que la biomasa produzca hasta 130.000 millones de células por litro, con lo que se alcanzan rendimientos del 43% en peso por volumen.

El proceso de producción se llevó a cabo de forma continua durante 20 días, permitiendo cosechas diarias de carne. Además, el nuevo método introduce un medio de cultivo sin componentes animales, con un precio de sólo 0,63 dólares por litro, que permite el cultivo a largo plazo y de alta densidad de células de pollo.

El profesor Koby Nahmias trabajando en su laboratorio. Nahmias Lab.

El profesor Koby Nahmias trabajando en su laboratorio. Nahmias Lab.

En otras palabras, este método de fabricación continua podría reducir significativamente el coste y la complejidad de la producción de carne cultivada, acercándola potencialmente a los consumidores cotidianos.

«Nos inspiramos en la forma en que la cadena de montaje automatizada de Ford revolucionó la industria automovilística hace 110 años», declaró el profesor Nahmias. «Nuestros hallazgos demuestran que la fabricación continua permite producir carne cultivada a una fracción de los costes actuales, sin recurrir a la modificación genética ni a las megafábricas. Esta tecnología nos acerca a hacer de la carne cultivada una alternativa viable y sostenible a la ganadería tradicional».

Pollo de laboratorio a 12 euros el kilo

A partir de estos datos empíricos, el equipo realizó un análisis económico de una hipotética instalación de producción de 50.000 litros. El análisis indica que el coste de producción del pollo cultivado podría reducirse teóricamente a unos 12 euros el kilo, alineándose con el precio actual del pollo ecológico.

El Dr. Elliot Swartz, Científico Principal de Carne Cultivada de The Good Food Institute, destacó la importancia de los resultados del estudio: «Este importante estudio aporta numerosos datos que demuestran la viabilidad económica de la carne cultivada. El estudio confirma los primeros cálculos teóricos de que los medios sin suero pueden producirse a costes muy inferiores a 1 $/L sin perder productividad, que es un factor clave para que la carne cultivada alcance la competitividad de costes».

Aunque los autores reconocen que hay otros factores que afectarán al precio final de mercado de la carne cultivada, esta investigación subraya el potencial de la fabricación continua para reducir significativamente los costes de producción, haciendo que la carne cultivada sea más accesible a los consumidores y competitiva con los productos cárnicos convencionales.

Este estudio no sólo pone de relieve la promesa de la agricultura celular para satisfacer la demanda mundial de productos animales, sino que también se alinea con objetivos medioambientales y éticos más amplios al reducir la dependencia de la ganadería tradicional.

La investigación representa la primera demostración de fabricación rentable de carne cultivada y el primer análisis económico empírico basado en datos sólidos. Se trata de un esfuerzo de colaboración entre ingenieros, biólogos y químicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y la empresa Believer Meats, financiada por ADM, que está construyendo la primera planta de producción industrial de pollo cultivado a gran escala del mundo.

Dado que se prevé que la demanda mundial de proteínas animales se duplique de aquí a 2050, la agricultura celular ofrece una solución para satisfacerla, sobre todo cuando la producción ganadera, que consume muchos recursos, alcance su capacidad máxima. A pesar de las recientes aprobaciones de la FDA para la producción de carne cultivada, su producción a gran escala aún no es una realidad. Anteriores análisis tecnoeconómicos sugerían problemas económicos, desde los costes de las fábricas hasta los de las materias primas, que hacían dudar de la viabilidad de la producción de carne cultivada.

Este trabajo presenta soluciones revolucionarias, como una novedosa perfusión de filtros que reduce los costes de la fábrica, un medio sin componentes animales que reduce los costes de las materias primas y una fabricación continua que aumenta la capacidad de la fábrica, proyectando una producción anual de 2,14 millones de kg de pollo cultivado a coste paritario con el pollo ecológico en EE UU incluso para una pequeña instalación de 50.000 litros.

Este avance tecnológico podría tener un profundo impacto en el bienestar animal, la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, atendiendo a las necesidades de una población mundial cada vez más afectada por el cambio climático. Se espera que el estudio suscite un gran interés en múltiples disciplinas y resuene en los medios de comunicación populares por sus implicaciones para el futuro de la humanidad.

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