Por primera vez en la historia, demostramos científicamente qué pasa en el cerebro al conducir un VW Golf GTE híbrido y enchufable, descubrimos que este coche provoca reacciones extremas, de gran contenido emocional. Gracias a Sekg, una empresa de análisis neuronal, constatamos que activa zonas cerebrales relacionadas con la excitación y la euforia, con la seguridad y confianza. La iniciativa del experimento partió de una tormenta de ideas en la redacción. El primer paso fue convocar a los lectores a través de las redes sociales. Algunos conducían un Golf por primera vez, otros ya lo conocían, pero ninguno se había puesto a los mandos de la versión GTE híbrido y enchufable, de este deportivo que desarrolla 204 CV y alcanza los 222 km/h. Sensores, bandas pectorales de frecuencia cardiaca, computerización, medidores de la actividad electrodérmica y de la conductividad de la piel, diagramas, imágenes en 3D del cerebro y GPS´s de rastreo fueron las “herramientas” de nuestro trabajo. Además, contamos con la colaboración de Andy Soucek, embajador de Golf GTE y piloto de carreras profesional.
El circuito de Castellolí, en Barcelona, fue el lugar elegido para la prueba. Allí recreamos situaciones extremas como aceleración a fondo, eslalon, frenadas de emergencia, esquivas y firmes deslizantes. “Al principio estaban relajados”, dice Aleix Canals, de Sekg, pero, “según el Golf GTE fue demostrando su potencial, las ondas Beta del cerebro, las que se producen cuando está implicado en actividades mentales intensas, alcanzaron toda su magnitud”. Sonia, Oriol y Richard han conformado la avanzadilla de esta prueba que han vivido en primera persona y también como copilotos de Andy Soucek en una vuelta rápida al circuito. Los tres admitieron que jamás la olvidarán.
La gestión de las reacciones en el cerebro
Frontal (parte verde): Anticipación de peligros potenciales, resolución de situaciones, capacidad multitarea.
Parietal (morada): Atención visutal, control de la manipulación de vehículos.
Temporal (rosa): Identificación de objetos, memoria visual, audición.
Occipital (azul): Control de la respuesta visual.
(Hearst Infografía).
En ANDY SOUCEK, piloto de carreras y embajador de Golf GTE, de 31 años, se aprecia gran seguridad y apenas cambios en sus reacciones. Los niveles de atención de Soucek son bajos a excepción de dos puntos en los que iba al límite: en la curva deslizante y en el eslalon.
Elevados niveles de disfrute
SONIA GONZÁLEZ, responsable de Administración, de 39 años, experimentó una fuerte activación del lóbulo frontal. Del análisis de sus resultados se confirma la alta concentración en la conducción del eslalon. En la vuelta en modo GTE, la más interesante, se presenta elevados niveles de disfrute y atención durante todo el circuito, lo que evidencia que estaba exprimiendo al máximo sus habilidades. Los momentos de mayor alerta se produjeron en la curva cerrada y durante la aceleración.
En el caso de ORIOL PARDOS, autónomo en el sector del Turismo, de 41 años, se experimentó alta actividad en el lóbulo frontal y baja actividad en el occipital. Esto nos indica su elevada concentración para ejecutar el eslalon. Al igual que en Sonia González, se observa gran concentración a lo largo de todo el circuito. Percibe como situaciones de alerta la zona de frenado posterior a la velocidad punta, así como el tramo de frenado deslizante con esquiva. Experimentó gran excitación sobre suelo deslizante.
RICHARD GERAGHTY, profesor de inglés, de 43 años. En el modelo VW Golf híbrido y enchufable es donde demuestra más emociones relacionadas con la euforia y la seguridad. Se identifican elevados valores de atención en la zona de inicio del experimento y en la llegada a la meta debido a la excitación previa y posterior a la actividad. Este conductor muestra gran atención y reacción emocional a lo largo del circuito, sobre todo en las zonas de frenada de emergencia y en las curvas del trazado.