Beatriz Marciel y sus cuatro amigas habían diseñado el plan perfecto para una visita alternativa a la amazonia peruana: paseos por la selva profunda, baño en el río y ascenso por su cuenca para observar los delfines rosados, visita a una reserva de monos, excursión nocturna a una laguna para ver caimanes, y una noche de sueño en hamacas en medio de la selva y con una fogata como compañía. Y todo por menos de cien euros. ¿A quién, con un espíritu aventurero, no le apetecería un plan así? Apasionante, si el viaje “alternativo” que les ofrecieron en una pequeña agencia de la ciudad de Iquitos no hubiera acabado en una película que podría llevar por título: “Un alien salió de mi brazo”. Fue, literalmente, lo que Beatriz se trajo de regreso a España: “Empezó siendo una larva transparente fruto de la picadura de una mosca, que de vez en cuando asomaba su cabeza, y se convirtió un mes después en un bicho asqueroso tan grande como la casa donde vívía”. El doctor Sabino Puente, del Hospital Carlos III de Madrid, tuvo que extraérsela mediante cirugía después de intentar ahogarla, sin éxito, con vaselina. El jefe de la Unidad de Medicina del Viajero del centro madrileño, cada vez ve más casos como este. Entre 2003 y 2007, las enfermedades que los españoles hemos traído en la maleta después de un viaje exótico aumentaron un 71%.

¿Qué me pasa?
En 1964 la OMS declaró España “territorio libre de malaria”; cuatro décadas después, la enfermedad parasitaria más importante del mundo ha atravesado de nuevo nuestras fronteras para instalarse con nosotros. El año pasado se registraron en España casi 600 casos; el paludismo encabeza el top de souvenirs no deseados que los occidentales nos traemos bajo el brazo. La lista de casos diagnosticados en el Hospital Carlos III incluye problemas que incluso podían producirse en España: 45 reacciones alimentos, plantas u hongos, 113 picaduras de insectos y 23 de pulgas, pero también infecciones por larvas que se introducen en la piel y migran por el cuerpo o se instalan en el interior de los ojos (84) ó 11 casos de chikunhunya, una extraña fiebre viral. El nombre lo dice todo; suena a chino, también para muchos médicos. “Se trata de enfermedades importadas que no se estudian en la carrera porque antes no existían en España”, explica Rogelio López Vélez, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. La consecuencia es que muchas veces el diagnóstico acaba en un peregrinar de centro en centro. Es lo que le ocurrió al torero José Maria Manzanares. De vuelta a España después de acabar la feria taurina en América notaba síntomas parecidos a los de un resfriado: dolores musculares, de cabeza, fiebre, debilidad general. Nada que hiciera saltar las señales de alarma. Pero los síntomas se complicaron. Después de acudir a unas cuantas consultas, en la Clínica Universitaria de Navarra hallaron la razón de la falta de reflejos, la visión borrosa y los problemas de páncreas que acabó sufriendo: no era un resfriado, sino algo mucho más grave, dengue, una enfermedad que si no se trata puede ser mortal.

CUADRO SOBRE ENFERMEDADES
Las más conocidas
Malaria. La dolencia más común: se registran entre 400 y 600 casos anuales. Los tratamientos profilácticos son eficaces.
Dengue. Se diagnostican unos 200 casos al año. La transmite el mosquito Aedes aegypti. No existe vacuna que lo prevenga.
Rickettsiosis. Lo transmite una garrapata y suele afectar especialmente a las personas que van de safari a África.
Las más raras.
Tifus de los matorrales. Se trata con antibióticos, pero la bacteria que la produce ya ha desarrollado resistencias.
Shigelosis. La infección que provoca la bacteria Shigella produce fiebre y diarrea, a menudo, sanguinolenta.
Pian o Frambuesia. La produce la bacteria Treponema pertenue, y afecta a la piel, los huesos y las articulaciones.

Redacción QUO