Desde que Stephen King escribió It, los payasos ya no han vuelto a gozar de buena fama. Es imposible ver uno sin sentir un escalofrío o, como mínimo, algo de inquietud. Y esa sensación la ha captado de forma magistral este fotógrafo que se hace llamar Eolo Perfido. Los payasos que retrata su cámara podrían protagonizar las peores pesadillas de cualquier niño o adulto.
Redacción QUO
Desde que Stephen King escribió It, los payasos ya no han vuelto a gozar de buena fama. Es imposible ver uno sin sentir un escalofrío o, como mínimo, algo de inquietud. Y esa sensación la ha captado de forma magistral este fotógrafo que se hace llamar Eolo Perfido. Los payasos que retrata su cámara podrían protagonizar las peores pesadillas de cualquier niño o adulto.
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